Sin rumbo

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    "𝑳𝒂 𝒔𝒐𝒍𝒆𝒅𝒂𝒅 𝒆𝒔 𝒖𝒏 𝒗𝒂𝒔𝒕𝒐 𝒅𝒆𝒔𝒊𝒆𝒓𝒕𝒐 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒆𝒍 𝒄𝒂𝒎𝒊𝒏𝒐 𝒔𝒆 𝒑𝒊𝒆𝒓𝒅𝒆, 𝒔𝒊𝒏 𝒖𝒏 𝒉𝒐𝒈𝒂𝒓 𝒂𝒍 𝒄𝒖𝒂𝒍 𝒓𝒆𝒈𝒓𝒆𝒔𝒂𝒓, 𝒔𝒊𝒏 𝒆𝒍 𝒄𝒂𝒍𝒐𝒓 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒇𝒂𝒎𝒊𝒍𝒊𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒆 𝒂𝒃𝒓𝒂𝒄𝒆 𝒏𝒊 𝒆𝒍 𝒄𝒐𝒏𝒔𝒖𝒆𝒍𝒐 𝒅𝒆 𝒂𝒎𝒊𝒈𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔𝒄𝒖𝒄𝒉𝒆𝒏 𝒕𝒖 𝒗𝒐𝒛"


    ━━━━━━ ◦ Mae ◦ ━━━━━━

Lo único que le había confirmado el éxito de su misión fue el movimiento de los oxidados metales en funcionamiento que comunicaría a los humanos.

Tras eso... Solo silencio.

Sabía que su tarea era ayudar a los suyos, por eso fue enviada a buscar lo que se requería pero después de eso, no sabía que debía hacer ahora.
No podía ser aceptada con el grupo de humanos dentro de esas instalaciones; al vivir afuera por tanto tiempo, el contacto con el interior podría comprometer el bienestar de todos, un lujo que no se podían dar, ni arriesgar a averiguar si el resto era inmune o no como ella. Así que las puertas para Mae permanecían cerradas.

Ella sabía bien el costo que debía pagar, vivir fuera, sola, regresando al mismo punto que antes.

Se montó en su caballo para volver a una zona con mejores oportunidades de encontrar alimentos, animales que cazar o frutos que recolectar. Se demoró un par de días para volver de nuevo entre árboles, siendo el sonido de las aves lo único que le recibía, perseguida del Silencio. Había olvidado lo que se sentía estar así, callada, sin nadie. Semanas atrás, junto a Noa, junto a Raka , ensambló conversación, solo con ellos había hablado más que en mucho tiempo con alguien.

Pero estaba sola.

Recostada junto al fuego, mirando el cielo que se filtraba entre las ramas, no podía dejar de pensar.
¿Qué hubiera pasado? Si se quedaban los tres juntos. Si Raka no hubiera muerto. Si no hubiera traicionado a Noa.

      —Noa~~

Susurro su nombre y debajo del manto que una vez el simio le dio para cubrirse, sostuvo el símbolo que del collar que en ningun momento se quito. Ese día casi lo mataba por miedo a que se convirtiera en una versión de Proximus. Pero no pudo. La huella de Raka, esa que había dejado en ambos le impidió que lo hiciera y solo se marchara.
Mae se sentía culpable, sabía que era por el bien de las personas pero la culpa de la traición hacia los simios le pesaba. Era en lo único que podía pensar, en como había decepcion en el rostro de Noa esa última vez que lo vio.
No la perdonara jamás.
Lo sabía bien.

Cerró los ojos, intentando borrar todo lo que pensaba y que el cansancio terminara por silenciar el ruido de su cabeza. No quería pensar, no quería recordarlo, no quería sentir culpa, no quería sentir nada.

━━━━━━ ◦ Noa ◦ ━━━━━━


Su clan comenzo la reconstrucción de su hogar, levantando de nuevo desde las cenizas del pasado. Les costó, habían perdido a muchos;amigos, hermanos, padres. Pero juntos eran más fuertes y eso les impulso a diario, todos se esforzarán por levantar su nuevo hogar.
El clan eligió a Noa como su líder, sin buscarlo se lo había ganado. Venció a Proximus y había logrado vincularse con el águila que acompaño a su padre tiempo atrás.
Como nuevo líder, busco no sólo recuperar sus antiguas tradiciones sino que contó sobre aquel amigo , ese al que no olvido, ese que le ayudó a abrir los ojos ante un nuevo panorama.
Raka. Informó de su enseñanza y como su César era, algo que Proximus pareció olvidar y corromper. Pero Noa era diferente, él no dejaría morir la memoria de su amigo y menos lo que siempre debieron ser los simios. César, su historia y su leyenda no se quedaría en el olvido y para él, sería un ejemplo a seguir por el bienestar de su pueblo.

Sin embargo, había algo que afligia su interior, un recuerdo, una persona que aún rondaba por su mente cuando menos lo esperaba.
Tenía un deber, un sin fin de tareas y se sentía tan perdido aún estando entre los suyos. Se sentía sin propósito, sin sentido, distraído, extraviado buscando como si al voltear de la nada fuera a estar ahí.

      —Hijo...

La voz de su madre le interrumpió. Se había puesto el sol y él entre la oscuridad junto al río se encontraba sentado, pensando, intentando encontrarse. Algo que ya se había vuelto costumbre y su madre lo noto desde el primer día.

      —Madre.¿Ocurre algo? ¿Estas bien?

Mostró preocupación pero ella fue la que se acercó a sentarse junto a su hijo,dejando una caricia en su espalda como solia hacer cuando era pequeño.

      —Te pareces a él— Dijo ella.
      —¿Mmm? ¿A quien?
      —A tu padre. Siempre buscaba momentos para pensar, estar solo, meditar. Aunque en comparación... El no convivió con una extraordinaria criatura.

Se quedó callado, sintiéndose descubierto por qué para él, había causado una impresión más allá de lo conocido de los Ecos.

      —¿Es... Por la Eco?¿La lista?
      —Mae... Se llama Mae y no... Ella no.. Ella es... —Se notó frustrado al no saber si quiera que decir respecto a ella, ni él por que no sabía lo que le ocurría. Sentía enojo, rabia, no por la traición de Mae si no por que no estaba, por que se marchó con lo que buscaba dejándolos atrás, odiando ese instinto humano que deseaba apoderarse de todo y que se la llevó.

Su madre acariciaba su espalda como si le diera consuelo de ese modo.
      —Ya no eres el mismo. Soona lo menciono, cuando nos tenían encerrados. Tenía razón, cambiaste.
      —Lo siento~
      —No es malo. Solo ... Tu César y tu Eco te mostraron cosas nuevas. Tienes que ordenar tu mente y que tu mente vuelva a donde debe estar.

El problema era que él no sabía donde debía estar exactamente. ¿Dónde debía estar?



RESTAURACION (Noa x Mae) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora