RESTAURACION (Noa x Mae)

Perdón

"𝑬𝒍 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒐́𝒏 𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒖𝒏𝒂 𝒃𝒓𝒊𝒔𝒂 𝒔𝒖𝒂𝒗𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒂𝒄𝒂𝒓𝒊𝒄𝒊𝒂 𝒆𝒍 𝒂𝒍𝒎𝒂, 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒂 𝒔𝒊𝒏 𝒂𝒗𝒊𝒔𝒂𝒓 𝒚 𝒔𝒂𝒏𝒂 𝒉𝒆𝒓𝒊𝒅𝒂𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒊 𝒔𝒂𝒃𝒊́𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒆𝒏𝒊́𝒂𝒎𝒐𝒔."

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      —Noa

Sintió como si su corazón se detuviera por un momento . Estaba ahí, esa voz que no había olvidado diciendo de nuevo su hombre. Mae en comparación, tembló, siendo necesario el sujetarse como si eso le hiciera saber que no estaba alucinando al simio. Realmente era él.

El silencio reino, manteniendo el cruce de miradas y Noa temerosos de apartar la vista y descubrir que era solo una broma de su mente.

      —Eres... Eres tú...— Susurro el simio recibiendo un suave asentir por parte de ella.

La luz de la antorcha era lo único que les permitía verse aun cuando no fuera claramente.

      —¿Cómo... Me encontraste? —Nerviosamente cuestionó la joven.
      —Seguí el rastro del caballo...algunos simios no han regresado a casa. —Fue su respuesta una donde denotaba que no la seguía, era coincidencia, el destino. Antes se había esforzado por no buscarla, le había tomado tiempo y ahora sólo aparecía. La vida posiblemente lo odiaba y se burlaba de él.

      —¿Paso algo? —Ella se alarmo—¿Los atacaron? ¿Qué ocurrió?
      —Todo está bien. Solo salieron a buscar huevos de Águilas. Puede ser peligroso por eso les buscamos. Seguro Soona y Anaya les encontraron. Creía que tus huellas, las de tu caballo... Eran de los nuestros..

Ella asintió entendiendo que no era seguida por él,  soltando un suspiro de alivio o pesar, no lo sabía.

      —Pensé que estarías con los humanos... ¿Tu qué haces aquí?
      —Yo... —Solto el telescopio intentando lucir despreocupada. —He estado expuesta demasiado tiempo al exterior, podría enfermarles si entrara a ese lugar con ellos.
      —Pusiste tu vida en riesgo.. Por todos ellos, murió Raka para ayudarte, mi clan casi muere y me dices que no te dieron siquiera un hogar ni un sitio seguro.. ¿ Enserio?

El semblante de Noa cambio, era similar a aquel con el que la miraba en esa ocasión cuando le reclamo la verdad. Estaba enojado.

      —Noa...
      —Incluso entre ustedes se traicionan.
      —No es así...
      —¿No lo es? ¿Entonces que es? ¡Te dejaron sola!
      —¡Podían morir por mi culpa si entraba!
      —¡Pues yo no te hubiera abandonado aún cuando estuviera muriendo por tu causa!

Los gritos subieron de tono hasta ese último de Noa, donde le fue imposible ocultar su enojo. Soltando un pesado suspiro,apartó la mirada haciendo que Mae se acercara con lentitud, herida no por el enojo, si no por la verdad. Realmente no esperaba nada a cambio pero una parte de ella deseo que siquiera le dieran mejor protección, un lugar donde quedarse, No sentirse sola, abandonada a su suerte.
      —Noa...
      —No... Tu te fuiste, tu elegiste.
      —Noa, perdon. — No se notaba por la escasez de luz pero sus ojos se llenaron de amenazantes lágrimas. —No quería ponerte en peligro. Quería ayudar a las personas pero...no quería hacerles daño a ustedes, te lo aseguró.

Estuvo a punto de acusarle, de asegurar que era una mentira más pero ese tono entrecortado le hizo dudar. Nunca creyó que muy dentro de si necesitará escuchar una disculpa, se había obligado a dejarlo pasar, seguir adelante por que no la volvería a ver jamás. Ahora estaba justo ahí, diciendo lo que pareció quitar un peso de si.

      —Hmm... —Él emitió dándose la vuelta y volviendo por donde había llegado. Mae fue tras él sin importar dejar la antorcha.
      —Carajo... —Se escuchó la queja de Mae tras un crujir de ramas. Se había detenido intentando ver entre la oscuridad del camino hacia el improvisado campamento. El simio se giro para verle, asegurarse que estaba bien apartando unas ramas para abrirle camino.
      —Sangras.
      —Es apenas un rasguño, malditas ramas. —
      —Malditas ra...
      —¡No!no digas eso. Agh lo único que aprendes de lo son malas palabras — Paso junto a él con más cuidado hasta alcanzar el campamento donde a la luz del fuego se permitió ver mejor su brazo.
Mientras ella se encontraba atenta al raspon. Noa se quedaba de pie, mirando el pecho de Mae, lo que colgaba de el, ese mismo collar que le obsequio. Aun lo conservaba, junto a la manta que tiempo ha tras le dio. ¿En verdad le importaba?
      —Debo volver.
      —Puedes quedarte si... Quieres. No te haré nada, no te lastimare.
      —No te temo. —Mencionó rodeando hasta el otro lado del fuego alcanzando el agua de ella y pasandola para que se limpiará el brazo de la sangre que logró salir, era mejor que lo hiciera antes de atraer por el amora a algún animal. —¿Haz comido?
      —En el bolso hay fruta, si quieres— Noa se alejó del campamento sin avisar y ella creyó que había tomado una decisión, sintiendo la culpa de antes,tal vez la disculpa no sería suficiente, incluso para ella no lo era, fue hasta que vio a Noa volver, con pescado en mano, con más agua, esas provisiones que preparó cuando salió para prevenir el camino. Si, Noa la alimentaria.

Tal vez si tenía razón, los simios eran mucho mejores que los humanos, al menos parecía que ellos si tenían compasión.