La magia del amor (Sunset×Twilight)

●Honestidad II●

A veces Sunset Shimmer trataba de reflexionar sobre sus acciones.

Se preguntaba si valía la pena tanto esfuerzo por dominar sobre los demás, por mantenerlos bajo su control a través del miedo y la intimidación. Pero no conocía otra manera; se limitaba a hacer lo que había hecho los últimos años de su vida: ser cruel.

En ocasiones tomaba el viejo libro que compartía con la princesa Celestia y leía los antiguos pasajes que enviaba y recibía cuando era su estudiante. La nostalgia la tocaba y recordaba cada una de las palabras dichas por Celestia antes de que se marchara de Equestria.

Tocaba aquellas páginas con añoranza. Cuando cerraba el libro y levantaba la vista no encontraba nada. El cuarto donde dormía; siempre oscuro y lúgubre, no tenía otra cosa que un profundo silencio que carcomía sus recuerdos.

La soledad estaba presente.

El tiempo cruzaba las horas de su vida y sentía que estaba perdiéndolo.

En la escuela no era mucho mejor, a pesar del ruido y el ajetreo, Sunset Shimmer pronto se dio cuenta de un evidente hecho:

Se sentía vacía por dentro.

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Este vacío creció más y más. Cada vez que se miraba al espejo notaba lo consumida que se encontraba. Entonces su furia e ira contenidas por tanto tiempo afloraba y explotaba contra la primera persona que se atravesara en su camino.

Una sed insaciable de algo desconocido continuaba abrumándola.

En este punto Sunset Shimmer se hallaba cegada por rencores y malos sentimientos, un enorme hueco en su corazón causaba que fuera incapaz de sentir alegria. Estaba desesperada.

En su mente la única respuesta fue seguir buscando aquello que se suponía era la cosa más poderosa capaz de solucionarlo todo:

La magia.

Para ello debía volver a Equestria.

Solo así tendría el poder suficiente para parar su propia tormenta.

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Como su maestra le comentó alguna vez, la maldad solo trae consigo más maldad, por ello la oscuridad solo progresa entre tinieblas impidiendo a todo aquel que se deja llevar por ella que vea la belleza que le rodea.

Sunset Shimmer nunca quiso escuchar tales cosas, pues pensaba que si se era fuerte siendo buena, lo sería todavía más controlando la maldad habitada dentro de cada alma viviente. No había fuerza mayor a la unión del bien y del mal, de la luz y la oscuridad, es por ello que conseguiría a toda costa superar aquella fuerza.

Era lo único que la motivaba, que la mantenía en marcha. Si se detenía (como aquellas noches tristes) a pensar en su vida, pronto notaría lo carente de sentido que era esta...por lo que evitaría a toda costa ver la realidad:

Estaba profundamente sola.

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Tarde se dio cuenta que al contrario del bien, el mal consume a mayor velocidad.

Cegada y hambrienta de oscuridad, Sunset Shimmer se dejó llevar por la maldad. Cada dolor, tristeza, furia y resentimiento plantados en su interior germinó en una explosión de poder más allá de su comprensión.

Aquel poder quemaba sus entrañas, le hacía sufrir incluso más que cuando carecía de él.

A pesar de que lloraba, el fuego que la rodeaba era tal que no daba lugar a que brotaran. Se evaporaban tan pronto como aparecían en el borde de sus lagrimales.

Sunset Shimmer probó la verdadera superioridad. Y al verse en lo alto de todo con la capacidad de destruir mundos, miró en su interior y todo lo que había era una pobre chica consumida en llanto.

Aquello hizo que su corazón doliera todavía más.

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