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Entro rápidamente al cuarto, cerro la puerta y se sentó sobre la cama, abrió la boca y comenzó a respirar y exhalar profundo, regulando su respiración y calmando sus latidos 

Bien... podría hacerlo perfectamente, sin ningún inconveniente, ya había terminado sus estudios, tampoco trabajaba como para estar ocupado (y no contaba como trabajo el ser el juguetero sexual del omega) no tendría impedimentos, así es buena idea, no-... dios, ¡¿Lo estaba considerando?!

En este momento necesitaba que el omega tomará esa decisión por él, como siempre lo hacía, como todos los días lo hacía, incluso a la hora de comer o comprar cosas, pero precisamente decidió darle valor a su opinión esta vez... y no sabía qué hacer o decir exactamente.

"Papa quiere nietos."

Eso fue lo que dijo esta mañana.

El omega quería darle nietos a sus padres, ambos siendo mayores ya eran viejos y en cualquier momento... bueno, no lo dirá por respeto, y por qué se ve que ellos aguantan perfectamente otros 15 años enteritos, sin problemas, pero incluso siendo una verdad tenía nervios.

"No soy estúpido, sé lo que implica preguntarte esto, pero si lo hago es por qué tengo todo lo que se requiere... lo tenemos"

"Ah... a…"

¿Hijos con el omega?

"No necesito que contestes ahora, podrías arrepentirte luego y eso sería deprimente. Prefiero que estés seguro de tus palabras, piénsalo... por favor."

Ya eran las una de la madrugada y aún no podía dormir por esa misma pregunta, estaba abrazando a una almohada, "intentando" conciliar el sueño y dando vueltas en la cama 

Tenía miedo...

No podía mentir que en esos años si se comenzó a sentir atraído sentimentalmente por el omega, aunque fuera serio la mayoría del tiempo, había intervalos en él podía verlo tranquilo, leyendo en su oficina o solo estando acostado, durmiendo plácidamente una pequeña siesta en la tarde, preparando el desayuno o haciendo la cena, moviendo con experiencia sus finos dedos, tranquilo y satisfecho con solo hacer eso.

¿Pero, tener hijos? ¡Claro que sí!

Su lobo mueve la cola y aúlla con emoción tan solo de pensarlo, feliz por ser el omega quien lo dijera, aunque realmente no sabía si estaba emocionado por ver al omega desnudo o por qué será él quien tenga a sus cachorros.

Si, su relación sexual se basó desde el primer día en mamar o masturbar al alfa, haciendo que sintiera que no tenía en control de nada, incluso en su celo, con eso hacía que su lobo siempre terminará gruñendo insatisfecho por nunca poder adentrarse dentro del omega, quién ni siquiera dejaba que se acercara a su habitación cuando estaba en el suyo, le advertía con un tono de voz grueso y el rostro serio que no se le pasara por la cabeza intentar acercarse a su habitación o vería las consecuencias.

La única vez que se dejó llevar y logro estar entre las piernas del omega, no le hablo por nueve días, de tocar, lo había tocado, disfruto llevar sus manos donde nunca pudo ver además de la vez de ese proyecto, y ver lo necesitado de mimos que se mostraba el omega en ese estado, pidiendo abrazos, besos y caricias, incluso recibió su primer beso suave con el omega, quien luego se acurrucó en su pecho y enredo sus piernas, mientras él se permitía acariciar su cintura y olía su cabello.

Ese día se sintió bien, su pecho se sintió cálido, una sonrisa apareció en su rostro cuando el omega no quiso que se fuera luego de dormir juntos esa noche, pero después se sintió frío cuando el omega le ordenó no acompañarlo al trabajo, sin mirarlo o hablarle durante esos nueve días, que terminaron con un reproche y una advertencia.

"Te dije que no te acercarás."

"No p-paso na-nada malo-"

"¡Cállate! ¡Por algo te llamas “mascota”! ¡Te dije que no te acercaras e hiciste lo contrario!"

"¡No pasó nada! ¡¿Qué tienes en contra de que te vea así?! ¡Es normal!""

"…"

"… perdón, omega, y-yo-"

"Te juro, vuelves a faltar mi palabra, no amaneces vivo."

"Pe-perdón…"

"Más te vale, que no se repita."

No le hablo durante unas horas más y después mientras cocinaba le hablo en el tono habitual de siempre, por lo que pensó que todo estaba bien, que volvía a ser igual, y no volvieron a hablar del tema.

Se atragantó con las ansias de su lobo por querer estar con el omega en sus celos y comenzó a rascar su mano con fuerza para evitar que su mente se segará por los gemidos del mismo, que podían endulzar su oído muy fácilmente, esos gemidos se almacenaron en su cerebro para masturbarse, a obvias espaldas del omega, quién sabe de que forma lo castraria si se enteraba, pero mientras no lo supiera, imaginaba follarlo en ese tiempo, estar dentro y sentir lo cálido y estrecho que seguramente era, imaginando en algún momento llegar a más...

¿Tener hijos? Sí.

Su lobo ya se acostumbró a cumplir los caprichos del omega, y él no tenía razones en para negarse, tampoco ganas o quejas, si estarían horas o días teniendo sexo hasta que quedará en cinta, habían muchos menos problemas, cumpliría una de sus metas con el omega, lo único que necesitaba era verlo para reforzar su decisión, sabía que ya había aceptado la propuesta, pero quería ir a abrazarlo, como si aún lo estuviera pensando.

El pensamiento de ser papá lo emocionaba y quería abrazar al omega más fuerte que otras veces durmiendo juntos, levantándose de la cama y caminando a esa hora de la noche por el pasillo hasta la habitación del azabache, tocando la puerta y abriéndola, entrando y acercándose a la cama.

—¿Qué sucede?...—

—¿Puedo dormir contigo?—

—... Mg… Ven...—

Abrazando su cintura con la fuerza que le daba su felicidad, casi cortando la respiración contraria, pero provocando sorpresa 

—¿Estás... feliz…?—

—Quiero ser padre, omega, más si es contigo.—

—Ah-...—

Fue la primera vez que vio su rostro de un color diferente, con las mejillas rosadas junto a una expresión de sorpresa, antes de que se diera la vuelta sin romper el abrazo

—Mi celo es en unos tres días...—

—Nunca estoy lejos de ti, omega.—



MascotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora