Se la pasaron criando a la bebé los cuatro, cuando está cumplió cinco los dejamos con los abuelos que vinieron de visita, mi omega tenía que renovar su testamento y cubrir todos los baches que pudiera tener, para que nuestros hijos o yo no tuviéramos complicaciones si algo le pasaba, además de querer que todo esté ordenado para cuando nuestros hijos asuman la empresa, ya con doce años se veía su adultez a la vuelta de la esquina y quería dejar todo listo para ya no tener que preocuparse por eso, nadie además de nuestros hijos podría cambiar el testamento, todo con mi clara aprobación y estando presente.
Mientras estábamos en la sala de juntas con los abogados terminando el papeleo, algo pesado se cayó al suelo, creando un fuerte sonido, la puerta se abrió y la secretaria pidió que saliéramos antes de que le pegaran un tiro en la cabeza, su cuerpo sonó igual al otro sonido al chocar contra el piso, entrando un hombre masomenos fornido.
—¿Quién mierda pone a un maldito e inútil omega a cargo de una empresa tan grande y rica?—
Todos nos quedamos en silencio, sin movernos de nuestros lugares
Era obvio por donde estaba sentado Iván que era el dueño
Temía en estos momentos por la seguridad de su omega, pedía que solo quisieran dinero, nada más.
Su paso avanzo hasta el lugar de Iván, sin dejar de apuntarle a la cabeza y de reojo viéndonos, si ponía un dedo sobre su omega le taja el cuello.
—¿Huele a ti, eres su alfa?—
—Eso no sería de su incumbencia, ¿Qué es lo que requiere? Está en una propiedad privada.—
Iván...
—Bien, princesa, esto pasará, nos darás todo el dinero que tengas a tu alcance, literalmente, y luego nos iremos, cada quien por su camino.—
—No puedo.—
Dios, Iván...no
—Lo que tenía en mis manos fue a otra beneficencia hace unas horas.—
—Iv-....iv...—
—¿Jugamos así? ¿Quién más tiene acceso al dinero?—
—Nadie, no le daría mis códigos a ningún alfa miserable.—
—No sabes cuánto acabas de joder mi día.—
—Créeme que eso fue todo, menos intencional.—
La mesa del lado de mi omega se manchó de sangre, su peso muerto cayó sobre la misma, intensificando el grosor del charco.
Me levanté rápidamente sin pensarlo mucho, tomándolo de los hombros mientras el alfa podrido se iba y daba la retirada
—¿Amor, bebé? ¿Iván…? ¿Estás bien?—
Me miraba, no decía ni una palabra, solo hacía más grande el silencio que alteraba a mi corazón y hacía que mi lobo rasguñara mi pecho de una forma dolorosa, queriendo salir y proteger a su omega.
—Mi omega...—
—Mjgh..—
Junto a esa ligera sonrisa salieron varios hilos gruesos de sangre...
¿Quién seguiría siendo la mejor madre para nuestros hijos?
¿Quién lo abrazaría de forma maternal y preocupada cuando estuviera mal?
¿Quién le diría a los niños que no hacer ante los problemas?
¿A quién acurrucaría en su pecho a la hora de dormir o después de hacer el amor?
¿A quién tendría a su lado?
Su lobo aúlla herido y sigue desgarrando su pecho queriendo un milagro, haciendo que su respiración se entre corte
O tal vez sean las lágrimas
¿Pero... quién será ese omega? ¿Quién tendrá el lugar de ser su omega y tener tanto control sobre el cómo para negarle el sexo a su lobo en su celo y que este le haga caso?
¿Quién será ese lindo niño de lentes y brackets de la secundaria?
¿Ese coqueto omega de la universidad?
¿Ese empresario desinteresado y madre de tres hijos?
¿Con quién morirá por vejez?...
Su omega…?
(No termine los alternativos)