1

430 12 2
                                    

(editado) (reeditado)








En un mundo con tres castas, con solo una dirigiendo a las demás, las otras dos debían conformarse con lo que les dieran sin objetar ante órdenes o poner quejas, ya que algo así sería "desagradecido". En el tiempo en el que alguien se vuelve un adulto, los betas deben recibir órdenes, los omegas aprender a doblegarse y ser sumisos ante todos y los alfas pueden ser tanto como ellos quieran, con esto me quiero referir a una secundaria en particular, donde los alfas hacen mal, tienen mal carácter y hacen burlas a las otras castas, se pelean entre ellos para tomar territorio o demostrar quien manda en su parte o sobre los demás.

Aquí nos queremos centrar en dos personas, Rodrigo Carrera e Iván Buhajeruk

Rodrigo Ezequiel Carrera es un joven alfa con una personalidad extrovertida y algo burlona, tiene el cabello castaño claro, ojos verdosos, mejillas ligeramente rellenas, labios rosados y gruesos, atractivo en todo el sentido de la palabra, pero solía ignorar a todo el mundo, teniendo paciencia límite y un gran diccionario de insultos perfectamente dispuesto y preparado para cualquiera que lo llevara a su límite.

¿E Iván Buhajeruk? Es un omega que nunca llamo la atención de ningún alfa o posible amigo, se centraba más en estudiar y querer conseguir una beca para una buena universidad, quería ser alguien importante como el magnate empresario que era su padre alfa, quería encargarse de su empresa cuando él ya no pudiera, y demostrar ser digno de ocupar un lugar tan grande como el que tiene su increíble progenitor, demostrarle que estaba agradecido con la vida que le dieron él y su madre, le quedaba una gran sombra por rellenar, con pasos sólidos y buenas acciones.

Aunque sus compañeros claramente no pensaban igual que él y decidieron no perder las oportunidades de decirle lo poco atractivo que era, con sus lentes, brackets, cabello enrulado y "mal" cuidado, y una piel muy blanca, con esa personalidad que era sarcástica con todos y desinteresada, resolviendo todo con su intelecto y nunca con algo que involucrara el contacto físico, haciendo que ellos dijeran que siendo como era, jamás encontraría a un alfa que lo quisiera para algo más que no sea hacer herederos para la empresa de su padre, y tal vez ni eso, y terminara solo.

Y aunque eso le podía importar menos, además de poco y nada, también lo hacía enojar... No necesitaba de ningún alfa en su vida, y ninguno de ellos pondría una mano sobre el honorable imperio de su padre, jamás dejaría que un alfa hipócrita con solo un deseo reproductivo tomará en sus manos las riendas del trabajo de su padre, manchando con acciones impuras el buen nombre de la familia Buhajeruk Fernández.

Por qué para Iván, todos los alfas que conoce a excepción de su familia y el hombre del kiosco cerca de su casa (por qué el hijo suyo también es un idiota) son personas sin cerebro, los tienen de adorno porque solo logran pensar con la cabeza de su pene, y si logran conectar sus neuronas es para imaginar porno o su polla hundiéndose en un culo.

No quería a un alfa en su vida, menos uno macho, él estaba bien como estaba, aunque su lobo replicará y llorará en esos días de calor por algo de atención, retorciéndose en busca o espera de que lo follen contra su cama o lo mimen intentando calmar el calor, odiaba esos días, eran los únicos en los que se dejaba doblegar por cualquiera, se quejaba menos con su madre, le cedía sus cosas a su hermana y una vez un niño alfa amigo suyo casi lo viola por su celo y el deseo alfa por poseer.

(Ese amigo ya no lo tiene por incomodidad y por qué se mudaron bastante lejos.)

Odiaba a su lobo, lo hacía hacer cosas que no quería.

Se quiso morir del enojo y clavarse un cuchillo en el estómago cuando su lobo hizo que soltara un gemido involuntario al apenas oler el dulce olor de las feromonas del alfa castaño con hermosos ojos verdes, que le recordaban a un tranquilo prado en un día de verano.

Quiso matarse cuando le sonrió, compartieron risas.

Cuando acaricio el dorso de su mano, no se negó al toque.

Y cuando se la termino chupando, fue un estúpido.

Por el simple echo de que disfruto darle placer a un alfa

Disfruto hacerlo sentir bien y que en ningún momento lo parará diciéndole que lo estaba haciendo mal.

Su lobo se sintió muy complacido de darle lo que quería, de escucharlo gruñir con satisfacción.

Para luego llorar como niño chiquito cuando le hablo como si no lo conociera

Bueno, tampoco se conocían, solo fue eso y no volvieron a hablar, lo evito por vergüenza y él por quién sabrá. Por lo que metió su cabeza en más estudios, desbordándose de cosas por hacer, como: lecciones extra, clases de flauta, guitarra, piano y batería, metiéndose cada vez más cosas, hasta que su madre decidió pararlo, reprochando le su comportamiento, su cansancio y falta de sueño.

Era algo ridículo, hizo todo por qué se la chupo a un alfa que ni le hablaba antes, era algo minúsculo, sin importancia, solo nunca había hecho algo parecido, aun así, eso no sería excusa para su madre (tampoco iba a contarle.) le prohibió poner más cosas en su agenda y lo obligó a hacer todo lo que se había puesto con horarios normales

"Terminarás todo eso, no quiero quejas, pero mañana no te quiero ver despierto hasta las dos o tres de la tarde, tienes que recuperar las horas de sueño, termina de comer y ve a dormir."

Los últimos meses de escuela estuvo haciendo eso, recibiendo la carga de la estupidez que fue ponerse todo eso, estando obligado a asistir a cada una de sus clases, a veces tenía que correr por haberse distraído, sin tiempo para nada, pero tampoco lo necesitaba, no tenía amigos, ¿En quién gastaría su tiempo libre? Tampoco tenía una mascota, le daba miedo que terminará como la primera, aunque la muerte sea algo normal, aún le dolía la muerte de su hermosa gata blanca, que tenía unos hermosos ojos azules, que lo hacían olvidar toda su falta de amistades y soledad.

No quería encariñarse con otro animalito que terminaría igual, quisiera o no.

Pero agradecía que esos pensamientos tampoco tuvieran espacio por lo limitado que era su tiempo, hasta que horas, días, semana, meses y un año y medio después, ya había terminado con todo, estando por empezar la universidad, en las vacaciones de verano, empezó a ayudar como asistente en la empresa de su padre, con el tiempo su padre se hacía más viejo, pero tenía el cariño de muchos, tenía muchos amigos y conocidos, todos siempre le tuvieron un gran aprecio por lo gran persona que era.

Y esa era una de las razones por las que Buhajeruk idolatraba a su padre, que muy a pesar de ser un alfa, él siempre fue respetuoso y trato a todos con el mismo respeto, hizo que respetarán a los demás de la misma forma e implementó en los suyos la igualdad, creando su compañía contra el maltrato y beneficio de los menos apoyados.

Era, para él y muchos, un héroe, y estaba muy agradecido de poder ser su hijo.



MascotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora