Capítulo 8. El plan "Crea el caos"

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Las clases fueron tranquilas, excepto la clase de defensa contra las artes oscuras...

- En esta clase les enseñare el fondo de las artes oscuras, aprenderán de ellas para que sean capaces de defenderse, pero primero – dijo dejando de escribir en la pizarra - ¿Qué me pueden decir de las imperdonables? –

- Esta prohibido su uso en humanos sin el permiso de estos y está mal visto su uso en seres consientes como lo serían los centauros o la gente de mar –

- Excelente Potter – dijo apuntándome con su tiza – ahora dígame ¿Por qué están mal vistas? –

- Debido a sus características, requieren un deseo de dañar, por lo que se suelen relacionar a magos oscuros –

- Correcto, cinco puntos para Gryffindor, ahora la realidad es que cualquier mago realmente hábil o poderoso, es capaz de usarlos, pero como dijo Potter, tienen requerimientos que usualmente los ponen en una vista impopular, sin embargo, estos cualquiera los puede cumplir, ahora ¿Quién me puede decir uno? –

- Mi padre mencionó el hechizo imperio – dijo Ron

- Sí, él lo debe conocer, hace unos años le dio muchos problemas al ministerio – saco una araña de un frasco – engorgio, imperio – empezó a hacer bailar a la araña, mientras se burlaba de los alumnos poniéndolo sobre estos – ¿Qué quieren que haga ahora?, ¿Qué salte por la ventana?, ¿Qué se ahogue?, el maleficio imperio mantiene un fuerte control sobre el cuerpo de la víctima, te permite controlar cada uno de sus músculos y para usarlo, se requiere el deseo de controlar al objetivo, esto en sí mismo no es malo, pero resistirlo ocasiona dolor a la víctima, su uso a largo plazo, trae dolores de cabeza y musculares, ambos tratables, durante el curso, los probare periódicamente su resistencia al conjuro para que sepan bien a que se enfrentan – los alumnos lo veían con miedo, pero yo ya sabía que pasaría algo así – vamos ¿Cuál otro? –

- Esta, el maleficio Cruciatus – dijo Neville

- Sí, el maleficio torturador, requiere el deseo de causarle algún tipo de dolor a tu objetivo, aunque el nivel de deseo no altera la intensidad del maleficio, crucio – dijo apuntando a la araña que empezó a retorcerse – este ocasiona un dolor que crece exponencialmente, llevando a la locura o a la muerte – dejo a la araña – durante el curso, los expondré un minuto al maleficio, para que sepan en que consiste, a que se enfrentan, no se preocupen, más allá de malestares, un minuto no dejara consecuencias, si lo desean, estoy dispuesto a llevarlos a los dos minutos, y aunque me gustaría llevarlo a más, pasando ese tiempo ya es entrenamiento de aurores, así que si no planean dedicarse a ello, esos dos minutos bastaran – dijo acomodando nuevamente la araña en su escritorio – ¿Alguien sería capaz de decirnos el último? –

- ¿Podría intentarlo? –

- ¿Seguro Potter? – pregunto con una peculiar sonrisa que mostraba su verdadera identidad a quien lo conociera

- Desde hace años he soñado el rayo verde cayendo en mi madre y otro llegando hacia mí, cientos de pesadillas, tal vez esto me permita cerrar ese ciclo –

- Adelante –

Me acerque al escritorio y levante la varita, apuntándole a la araña.

- Lo siento – suspire – Avada Kedavra – el rayo verde impacto en la araña que cayo dando media vuelta

- El maleficio asesinó, requiere el deseo de matar a tu objetivo, mientras más fuerte el deseo más resistente se debería volver el conjuro y como saben no existe defensa más allá de interponer un objeto, pese a ello en todo el mundo, solo una persona ha sobrevivido a este, sin que nadie sepa el cómo – dijo viéndome con una sonrisa

La guía de un Harry del FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora