Capítulo 7. Mi llegada a Hogwarts.

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Al día siguiente apareció Hermione para despertarnos, justo como se suponía que debía pasar, solo que un instinto, que no era mío, me llevo a abrazarla cuando al despertar vi su rostro.

Hermione respondió mi abrazo – Harry, ¿estas bien? –

- Sí perdón – dije, mientras entre mis recuerdos podía ver la imagen de una Hermione de 30 años decapitada durante la segunda resurrección de Voldemort, a medio callejón Diagon, consecuencia de un enfrentamiento contra Mortifagos – solo que soñé que te perdía –

- Tranquilo Harry – dijo acariciando mi espalda, abrazándome con fuerza, lo que accidentalmente apretaba mi rostro en su pecho, no es que me fuera a quejar, antes probablemente, ahora tenía una perspectiva de la vida un tanto diferente – aquí estoy, siempre estaré aquí para ti ¿entiendes? -

- Lo sé, lo siento – dije soltándola del abrazo, ella puso su mano en mi barbilla y acaricio mi mejilla con su pulgar

- Bien, ahora si ¡Levántate que se hace tarde! – me grito jalando mi oreja, a lo que abrí con fuerza los ojos

- Voy, voy – me pare, ante los ojos claramente enojados de Ron, que, en serio, es un amigo mediocre y todavía se pone exigente.

Una vez vestidos y listos, nos adentramos al bosque que colinda con la Madriguera, ahí nos encontramos con los Digory que nos llevaron hasta el traslador, en el camino tuve una pequeña charla sobre Quidditch con Cedric, una vez en la bota, ocurrió el primer cambio, en lugar de caer como lo describe el diario, descendí lentamente, aunque al tocar el suelo si me tropecé, debido a la falta de práctica.

- ¿Cómo lo hiciste? – pregunto Ron

- Es como andar en escoba, solo que sin el apoyo de esta –

- Pero los gemelos no pudieron – recrimino Hermione

- ¿Que les puedo decir? – dije hundiéndome en hombros – simplemente pude, quizás volar esta aún más en mi sangre de lo que creí –

- Buena esa Harry – dijo Cedric, dando un pequeño puño en mi hombro izquierdo

El partido fue exactamente como se supone debían ser, o al menos como decía el diario que debían ocurrir, los malos intentos de burla de los Malfoy, el partido, el embobamiento general por las Veelas el ataque de los mortifagos, la marca oscura, solo hubo dos cambios en ese sentido.

El primero, fueron las apuestas ya que como había considerado aposte y varias veces por el resultado que evidentemente ocurrió, ignorando olímpicamente las apuestas de Ludo, nadie entendió por qué lo hice, pero hasta tiempo después cuando sus galeones desaparecieron, me vieron como un genio, así que ahora tenía casi trecientos galeones extra que inmediatamente envié a mi bóveda, para sorpresa creo que de nadie Ron, se mostraba nuevamente celoso.

El siguiente y más importante cambio, se desarrollaba ahora mismo.

Cuando ocurrió la evacuación de emergencia, no me caí, ni desmaye, aunque mis lentes se cayeron, en este punto eran simples adornos que deje atrás, por lo que los chicos no se desviaron de su curso para buscarme, tenía agarrado en una mano a Hermione, mientras le gritaba a Ron que se apurara, cuando un hechizo paso frente a mí.

Un par de hombres de máscaras plateadas, gabardinas y capuchas negras, aparecieron frente a nosotros, eran dos.

- Mira que tenemos aquí, el gran Harry Potter –

- Ponte tras de mi Hermione – dije al momento de sacar mi varita de la porta varitas en mi mano izquierda, poniendo el brazo con la que llevaba a Hermione hacia atrás – será mejor que se retiren – amenacé

La guía de un Harry del FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora