35-

95 4 0
                                    

Santiago abrió la puerta y se encontró con Enzo, cuya expresión era una mezcla de determinación y desafío.

—¿Qué haces acá, Enzo? —preguntó Santiago, su tono gélido.

—Necesito hablar con Antonella —respondió Enzo, tratando de mirar más allá de Santiago, hacia el interior de la casa.

Santiago no se movió, su postura firme y protectora. —No, Enzo, no vas a entrar. Ya causaste suficientes problemas.

Enzo, sin intención de ceder, replicó con un tono desafiante. —No me voy a ir hasta hablar con ella.

Santiago dio un paso adelante, acortando la distancia entre ellos. —Si no te vas ahora mismo, me voy a encargar de sacarte a las trompadas. Esta es tu última advertencia.

Enzo no se movió, su mirada fija en Santiago. —¿Querés que Antonella se entere en donde estas metido?

Las palabras de Enzo hicieron que Santiago se detuviera en seco. Su expresión pasó de la ira a la confusión y luego a la preocupación. —¿Qué estás diciendo? —preguntó, su voz baja y tensa.

Enzo sonrió con malicia, disfrutando de la reacción de Santiago. —Encontré información—dijo, sacando su celular y mostrándole una imagen

Santiago se quedó mirando la foto y reconoció los papeles de transacciones Pero el contexto no importaba; lo que importaba era la intención de Enzo de usarla para sembrar discordia.

—¿Eso es lo que tenés? —dijo Santiago, la ira encendiéndose en su mirada—.¿donde lo conseguiste.

Enzo, disfrutando de la reacción, replicó con sarcasmo. —¿Pensás que ella va querer estar con un tipo tan peligroso como vos?.

La furia de Santiago estalló y, en un arranque de rabia, se abalanzó sobre Enzo, lanzando una piña que lo hizo tambalearse. Enzo respondió y ambos comenzaron a pelear, golpeándose con fuerza.

El ruido de la pelea atrajo a Antonella, quien apareció alarmada en la puerta. —¡¿Qué hacen?!

Al ver la situación, Antonella corrió hacia ellos y trató de separarlos. —¡Paren! ¡Los dos, paren!

Finalmente, con esfuerzo, logró interponerse entre ellos, empujándolos hacia atrás. Santiago respiraba con dificultad, su mirada aún llena de ira. Mientras tanto, Enzo se recomponía, una sonrisa maliciosa en su rostro.

—Antonella, iba mostrare algo —dijo Enzo, señalando el teléfono roto—. Tenía fotos para mostrarte, pero rompió el celular a propósito para que no las veas.

Antonella miró a Santiago, sus ojos llenos de preguntas. —¿de que mierda hablan?

Santiago tomó una profunda respiración, tratando de calmarse. —no lo escuches, intenta arruinar la relación. Aparte es falso

Enzo se rió, su tono cargado de sarcasmo. —Claro, ahora es una foto falsa. ¿Por qué rompiste el celular entonces?

Antonella miró a los dos hombres, su mente trabajando para procesar la situación. Finalmente tomó una decisión.

—Enzo, ándate. —dijo, su voz firme—. Santiago, entra.

Enzo intentó protestar, pero Antonella lo interrumpió. —Ya escuchaste, Enzo. No quiero más problemas. Por favor, ándate.

Enzo se quedó mirándola un momento, luego lanzó una mirada de odio a Santiago antes de darse la vuelta y marcharse.

Santiago entró a la casa, cerrando la puerta detrás de él. Antonella lo miró con una mezcla de confusión y tristeza.

Más Allá del Caos-Santiago caputo-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora