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Promesas bajo la lluvia

Buck tiene casi 5 meses, pero su vientre se ve más abultado que en un embarazo estándar. Luego del primer mes les sorprendieron un poco lo rápido que crecía su vientre, y se asustaron un poco, por lo que adelantaron su primera visita al médico, lo que bastó para descubrir el motivo. Esa primera ecografía les reveló la sorprendente noticia de que no solo están esperando un bebe sino que se trata de trillizos, noticia que los dejó en shock, pero que no podía hacerlos más felices.

Ahora no era de extrañar que su panza tuviera el triple de tamaño, después de todo eran trillizos, lo que también significaba que todos sus seres queridos estuvieran el triple de felices y los llenaran del triple de obsequios y regalos. Pero también significaba el triple de peso, el triple de movimiento, el triple de náuseas, el triple de cansancio y por supuesto el triple de cuidados de parte de todos sus seres queridos. Buck siempre tenía una mano dispuesta a ayudarlo, en casa, en la estación o cualquier lado que fuera, además de siempre tener a su disposición algún lugar donde apoyarse, recostarse o descansar, lo que agradeció en secreto sobre todo en las últimas semanas. Pero si había algo que exaspero a Buck fue que no lo dejaran hacer ni el más mínimo esfuerzo y que todos pretendían que se tomara su baja por el embarazo dos meses antes. Se había opuesto rotundamente por lo que todos se habían comprometido a lograr que sus tareas, ya ligeras, fueran aún más livianas.

En un principio Buck se había quejado e intentado persuadirlos de que no era necesario, pero tuvo que aceptar que discutir con todos era en vano, y entendió que su única alternativa de seguir yendo a la estación por un tiempo más era si les hacía caso. Aunque a todos les gustaba creer que había triunfado, la verdad era que todo fue gracias a una larga y profunda charla con Athena, la única que logró llegar a lo profundo de los nervios e inquietudes del rubio para poder razonar con él y llegar a un acuerdo.

Ahora hacía turnos de máximo 10 horas, en los que era obligado a descansar un 50% de las horas por no decir un 80%. Por lo que nadie discutía su presencia en la estación, porque les permitía cuidarlo constantemente y le daba a Buck la distracción y actividad diaria que necesitaba para no trepar por las paredes de su casa. Aunque también es verdad, que siendo tan testarudo como solo Buck podía ser, había tenido que enfrentarse al rubio queriendo asistir a más de una misión. En esos momentos Bobby no solo como capitán sino como padre tuvo que ponerse firme y ponerle un freno, aunque como siempre Buck había ganado esa batalla logrando llegar al acuerdo de que siempre que se tratara de una misión relativamente tranquila él podría ir con ellos únicamente de observador, para cambiar un poco de aire.

Ese era el caso en ese momento, los habían llamado por una emergencia de un niño desaparecido en una finca a las afueras de Los Ángeles. Y entonces Buck, a pesar de haber tenido una mañana particularmente agotadora por su malestar, había saltado como un resorte del sofá y corrido para trepar al camión con el resto del equipo. Todos se opusieron inmediatamente, sobre todo Eddie y Bobby. Pero solo basto que comenzará un monólogo de lo mucho que necesitaba salir a distraerse y tomar aire, además mencionar que no quería estar solo tanto rato, por lo lejos del rescate. Acompañado de unos enormes ojos de cachorro para que todos cayeron en su chantaje, siempre bajo la promesa de que iría solo de observador y tendría que ir a recostarse en la camilla ante el más mínimo indicio de cansancio, después de todo, todos esperaban que se tratara de una misión sencilla.

Que equivocados estaban, al ignorar el pesado presentimiento que tuvieron todos desde que llegó la llamada.

Ante la mención de la búsqueda del niño Buck había querido implicarse desde el principio, logrando disuadir únicamente con la tarea de cuidar al hermano asustado del chico desaparecido. El embarazado cumplió su tarea quedándose dentro de la casa como le habían ordenado, hasta que escuchó a uno de los agentes decir que el bombero Díaz estaba pronto para bajar. Buck se aseguró de dejar al niño bajo la supervisión de otro agente y corrió hacia el pozo lo más seguro y rápido posible bajo la torrencial lluvia.

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