Extra 1 C 4

455 34 5
                                    


Horas después de la conmoción y del agotador día, la casa de Athena y Bobby estaba sumida en un profundo silencio. La tranquilidad nocturna envolvía el hogar, brindando el descanso tan necesario para todos.

A pesar de la calma de la noche, Buck se despertó en medio de la oscuridad, sintiéndose sediento. Con cuidado de no despertar a Chris, quien dormía plácidamente a su lado, Buck se levantó de la cama y se dirigió a la cocina. Antes de salir de la habitación, se paró junto a la puerta y le echó una última mirada a Chris, complacido de que siguiera durmiendo.

Al pasar por la sala, Buck se detuvo al notar una figura en el sillón. Se sorprendió un poco, y su primer impulso fue ir a avisar a Athena y Bobby sobre el intruso. Pero al prestar un poco más de atención, se dio cuenta de que se trataba de Eddie, quien había decidido quedarse allí, agotado y aliviado tras las intensas horas de espera. La escena de Eddie dormido, con su respiración tranquila y su cuerpo relajado, tocó a Buck profundamente.

Impulsado por una fuerza superior, Buck se acercó al sillón con pasos silenciosos, tratando de no despertarlo, y se agachó para observarlo más de cerca. Ver el rostro magullado de su esposo, incluso en la oscuridad, fue un doloroso recordatorio de lo vivido en las últimas 48 horas. Sin embargo, ver cómo su pecho subía y bajaba, indicándole una respiración regular y constante, le dio la certeza de que Eddie estaba vivo. Dándole un alivio y tranquilidad que no sabía que necesitaba hasta ese momento. Sin pensarlo mucho, se acomodó silenciosamente junto al sofá, ajeno al resto del universo, simplemente observando las señales de que Eddie seguía en este mundo con él y sus hijos.

Con el paso de los años, gracias a mucha terapia y amor, Buck se reconocía como un hombre extremadamente emocional y táctil, motivado por las sensaciones y acciones ante cada uno de sus sentimientos, más allá de solo ver y escuchar. El contacto físico era algo que anhelaba desde pequeño, siempre lo restringía creyendo que no era normal y que molestaba a los demás. Pero cuando encontró una familia en la 118 que lo amaba y valoraba por quien era, se permitió dejar fluir esta parte de él. Fue aceptado y adoptado de forma tan natural que Buck aún no podía creer que había pasado tanto tiempo sin permitirse ese tipo de contacto con las personas a quienes amaba, especialmente con Eddie, quien lo ayudó a derribar sus muros.

Buck necesitaba el contacto, tanto darlo como recibirlo. Ahora tenía una familia que le brindaba todo el contacto que sabían que necesitaba. Por eso, después de un tiempo, simplemente observar a Eddie respirar ya no era suficiente para el alma aún dolorida de Buck. De manera intuitiva, estiró su mano para colocarla sobre el pecho de Eddie, sintiendo no solo su respiración, sino también el latido de su corazón.

La calma y el ritmo constante de la vida de Eddie bajo su mano hicieron que Buck se sintiera abrumado por la emoción, y lágrimas silenciosas comenzaron a rodar por sus mejillas mientras absorbía la gratitud de tener a Eddie allí, con algunas lastimaduras, pero a salvo y vivo.

Todo lo que hizo falta para que Eddie abandonara el mundo de los sueños fue el suave y cálido tacto de la mano de Buck, porque en ese momento, Eddie comenzó a despertarse. Sus ojos se entreabrieron lentamente y se encontraron con la mirada preocupada de Buck.

—¿Evan? —murmuró Eddie, aún adormilado pero con un tono suave—. ¿Qué estás haciendo aquí?

Buck se apartó rápidamente, apenado por la situación.

—Lo siento... no... no quería despertarte... yo solo... te vi aquí y necesitaba comprobar que... —respondió Buck entrecortadamente, secándose las lágrimas rápidamente— No podía volver a dormir sin asegurarme de que estuvieras bien...

Eddie miró a Buck con una mezcla de sorpresa y ternura, y se incorporó lo más rápido posible para tomar la mano de Buck antes de que se alejara demasiado.

Donde el corazón encuentra  un hogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora