Los primeros rayos del sol se filtraban a través de las altas ventanas del Gran Comedor, bañando el majestuoso salón en una luz cálida y dorada. Harry, Hermione, Ron y Ginny se sentaron a desayunar rápidamente antes de dirigirse a sus clases. Mientras tanto, Fred y George Weasley se preparaban para enfrentarse a una tarea completamente diferente: cuidar del bebé Draco Malfoy.
En la Sala Común de Gryffindor, Draco se revolvía inquieto en la cuna improvisada que los gemelos habían construido con mantas y cojines. Fred y George se miraron con una mezcla de determinación y resignación. Nunca antes habían tenido que cuidar a un bebé, y mucho menos a uno que solía ser su némesis.
—¿Crees que deberíamos darle de comer algo? —preguntó Fred, inclinándose sobre la cuna y observando a Draco con curiosidad.
George se encogió de hombros.
—Supongo que sí. ¿Qué comen los bebés? ¿Crema de calabaza? ¿Grageas Bertie Bott de todos los sabores?
Fred rió mientras recogía a Draco con suavidad.
—No creo que las Grageas sean una buena idea, a menos que quieras descubrir qué pasa cuando un bebé prueba una de sabor a vómito.
George se dirigió a la mesa y empezó a preparar una papilla improvisada con avena y leche. Draco, con sus grandes ojos grises, miraba a su alrededor con una expresión de desconcierto, probablemente preguntándose por qué de repente todo parecía tan grande y confuso.
—Aquí tienes, pequeño Malfoy —dijo George, acercándose con una cuchara llena de papilla—. Esto debería ser lo suficientemente suave para ti.
Draco hizo una mueca y cerró la boca con fuerza, rechazando la comida. Fred suspiró y sacudió la cabeza.
—Esto va a ser más complicado de lo que pensé.
Después de varios intentos fallidos y muchas caras sucias, finalmente lograron que Draco comiera un poco. Fred lo mecía suavemente mientras George limpiaba el desastre.
—Nunca pensé que diría esto, pero cuidar de Draco es agotador —dijo Fred, dejando escapar un suspiro de alivio cuando el bebé finalmente se quedó dormido.
George asintió, dejando caer la cuchara en el cuenco vacío.
—Sí, y pensar que todavía tenemos todo el día por delante.
Mientras tanto, en las aulas de Hogwarts, las clases continuaban como de costumbre, aunque para Harry y sus amigos, la preocupación por Draco nunca estaba lejos de sus mentes. En la clase de Pociones, Snape observaba a sus estudiantes con su habitual mirada penetrante, buscando cualquier signo de distracción o falta de atención.
—Hoy continuaremos con la elaboración de la Poción Multijugos —anunció Snape, su voz baja y amenazante llenando el aula—. Espero que todos ustedes hayan hecho los preparativos adecuados.
Harry y Hermione intercambiaron una mirada preocupada. Sabían que la ausencia de Draco no pasaría desapercibida para Snape, y no estaban seguros de cuánto tiempo podrían mantener su secreto a salvo.
—Granger, ¿dónde está Malfoy? —preguntó Snape de repente, sus ojos fijos en Hermione.
Hermione, que había estado revolviendo su caldero con nerviosismo, levantó la vista sorprendida.
—Ehm, no lo sé, profesor. No lo he visto desde ayer.
Snape frunció el ceño, claramente insatisfecho con la respuesta.
—Muy bien. Espero que esto no sea el resultado de alguna travesura Gryffindor. No me sorprendería encontrarlo en medio de uno de sus estúpidos complots.
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Un bebe en Hogwarts!?
Fanfiction"¿Qué has hecho, Ron?" preguntó Hermione, su voz temblando ligeramente mientras se agachaba para recoger al bebé Draco. "¡Lo has convertido en un bebé!" "Fue un accidente", balbuceó Ron, mirando a su hermana y a sus amigos con desesperación. "¡No sa...