Capitulo 7

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La sala común de Gryffindor seguía animada, con el grupo de amigos discutiendo sus planes para el día. Harry, Hermione, Ron, Ginny, y los gemelos Fred y George habían acordado dividirse las tareas para cuidar a Baby Draco Malfoy.

La primera mañana de cuidado comenzó con una inesperada sorpresa. Ron, siendo el responsable del primer turno, intentó alimentar a Draco con una papilla mágica que Hermione había preparado meticulosamente.

—Aquí tienes, Draco —dijo Ron, sonriendo con nerviosismo mientras sostenía una cuchara llena de papilla frente al pequeño Draco.

Pero Draco, con una expresión de pura travesura en su rostro diminuto, se inclinó hacia adelante y mordió la cuchara, haciendo que la papilla volara por todas partes. Ron se quedó boquiabierto, con restos de papilla en su rostro.

—¡Oye! —exclamó Ron, limpiándose la cara mientras Draco reía con deleite. —Esto no es nada fácil.

Hermione se acercó rápidamente para ayudar.

—Déjame intentarlo, Ron. Tal vez solo necesita un toque más suave.

Hermione tomó la cuchara y se arrodilló frente a Draco, hablándole con voz suave y tranquilizadora.

—Draco, ¿quieres comer un poquito? Prometo que es delicioso.

Draco parpadeó, pareciendo considerar la oferta, pero en el momento en que Hermione acercó la cuchara a su boca, el pequeño Draco dio un tirón a su cabello. Hermione soltó un grito de sorpresa mientras intentaba mantener la calma.

—¡Au! Draco, no, eso no se hace.

Ginny, que observaba la escena con una mezcla de diversión y simpatía, intervino.

—Parece que Draco está más interesado en jugar que en comer. Tal vez deberíamos intentar algo diferente.

Fred y George, siempre listos para una oportunidad de hacer travesuras, intercambiaron miradas cómplices.

—Tenemos una idea —dijo Fred, sacando una pequeña caja de su bolsillo. —Hemos estado trabajando en unos juguetes mágicos que podrían ayudar.

George abrió la caja para revelar una serie de juguetes pequeños y coloridos que se movían por sí mismos. Había una rana saltarina, un dragón diminuto que echaba chispas de colores, y una esfera flotante que cambiaba de color.

—A Draco le encantarán estos —dijo George, lanzando la esfera hacia Draco.

El pequeño Draco, con ojos brillantes de curiosidad, extendió sus manitas y comenzó a jugar con la esfera flotante. El grupo suspiró de alivio al ver que, al menos por el momento, Draco estaba entretenido.

—Bien hecho, chicos —dijo Harry, sonriendo. —Pero tendremos que seguir pensando en formas de mantenerlo ocupado y feliz.

Con Draco felizmente jugando, el grupo decidió tomarse un momento para relajarse. Fue entonces cuando Fred tuvo una idea.

—¿Qué tal si hacemos una apuesta? —sugirió, con una sonrisa traviesa.

—¿Qué tipo de apuesta? —preguntó Harry, intrigado.

—Veamos quién logra que Draco diga primero su nombre. El ganador se lleva un galeón de cada uno de los perdedores.

—Cinco galeones en total —agregó George, riendo.

—¿Un galeón cada uno? —preguntó Ginny, alzando una ceja. —No estoy segura si es justo apostar con un bebé.

—Vamos, Ginny, es solo un juego inocente —dijo Fred, guiñándole un ojo. —Además, puede ser una buena manera de enseñarle a hablar.

Un bebe en Hogwarts!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora