Capitulo 8

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La mañana siguiente comenzó con un murmullo de excitación en la sala común de Gryffindor. La noticia de que Draco Malfoy había sido convertido en un bebé se había extendido rápidamente por todo Hogwarts, y todos los estudiantes estaban intrigados por ver al antiguo archienemigo en su nueva forma adorable.

Mientras Harry, Hermione, Fred, George y Ginny se preparaban para otro día de cuidado de Draco, notaron cómo muchos de sus compañeros de casa se acercaban con curiosidad a la cuna mágica. Algunos lo miraban con asombro, otros con ternura, pero todos parecían incapaces de resistirse a la tentación de acariciar su suave cabecita o hacerle reír con algún gesto divertido.

—Es increíble cómo todos se han encariñado con él tan rápido —comentó Ginny, observando a un par de alumnos de segundo año intentando hacer reír a Draco con cosquillas.

—Sí, al principio pensé que sería extraño tener a Draco aquí como bebé, pero ahora es como si siempre hubiera sido así —dijo Hermione, sonriendo mientras observaba cómo Draco jugaba con un móvil mágico que Harry había conjurado para mantenerlo entretenido.

Fred y George intercambiaron una mirada de complicidad.

—Creo que hemos descubierto el secreto para ganar amigos y desarmar enemigos: convertirlos en bebés —bromeó George, haciendo que todos rieran.

Mientras tanto, en el otro extremo de la sala común, un grupo de estudiantes de Slytherin observaba con envidia desde lejos. Entre ellos se encontraba Pansy Parkinson, quien no podía apartar la mirada de Draco con una mezcla de fascinación y frustración.

—¿Por qué ellos pueden estar con él y nosotros no? —murmuró Pansy, cruzándose de brazos con expresión de fastidio.

Draco, ajeno al debate sobre quién tenía derecho a cuidarlo, extendió sus brazos hacia ella, haciendo un gesto de querer ser levantado. Pansy vaciló por un momento, mirando a su alrededor para asegurarse de que nadie la estaba observando, antes de dar unos pasos cautelosos hacia la cuna mágica.

—Hola, Draco —dijo Pansy en voz baja, sintiéndose un poco torpe pero emocionada por tener la oportunidad de interactuar con él.

Draco la miró con curiosidad, sus ojos grises brillando con interés. Extendió sus brazos hacia ella de nuevo, esta vez con más insistencia.

—¿Quieres que te cargue? —preguntó Pansy, sin poder evitar sonreír ante la reacción positiva de Draco.

Justo cuando estaba a punto de levantarlo, una sombra se interpuso entre ellos. Severus Snape, el profesor de Pociones y jefe de Slytherin, observaba a Pansy con ceño fruncido.

—Señorita Parkinson, ¿qué cree que está haciendo? —dijo Snape con voz severa.

Pansy se quedó boquiabierta, sintiéndose como si hubiera sido atrapada en un acto prohibido.

—Lo siento, profesor Snape. Solo quería... ver cómo estaba Draco —balbuceó Pansy, nerviosa.

Snape miró a Draco, quien ahora estaba mirando curiosamente al profesor con sus grandes ojos grises.

—Ese bebé no es un juguete para que los estudiantes de Slytherin se disputen. Es responsabilidad de los estudiantes de Gryffindor cuidarlo, bajo la supervisión de la profesora McGonagall —dijo Snape con voz dura pero controlada.

Pansy bajó la mirada, avergonzada por haber sido reprendida tan directamente.

—Lo siento, profesor Snape. No volverá a suceder —murmuró Pansy, retirándose lentamente.

Snape observó cómo se alejaba antes de volver su atención a Draco, quien ahora había vuelto a jugar con el móvil mágico, completamente ajeno al pequeño alboroto que había causado.

Un bebe en Hogwarts!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora