CAPÍTULO 1: La puerta del cuarto verde.

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— Shh... guarda silencio o nos meteremos en problemas.

Logré distinguir la voz de una niña al otro lado de la puerta. Dos siluetas se perfilaban junto a la rendija, sus sombras se proyectaban en el suelo, pero una cadena en mi tobillo me impedía acercarme más.

— ¿Qué es este lugar? — preguntó una voz, similar a la de un niño temeroso.

— Has oído hablar de ella, ¿verdad? — respondió una niña con tono juguetón. — Estoy segura de que no conoce toda la historia, príncipe. Siempre lo mantienen alejado de las cosas divertidas.

Posé mi mejilla contra el suelo lo más que pude, tratando de observar mejor la situación.

— Escúchame, Alice, no creo que sea correcto estar aquí... — El niño parecía a punto de perder el control. — Si mi padre se entera, no tienes idea de lo que haría. Nadie la ha visto en años y ella... ella es de su...

— ¡Shhh! ¡Silencio! Debe estar dormida. — La niña golpeó la puerta de metal con curiosidad.

¿Quiénes eran estos niños? ¿Cómo habían llegado aquí? Me pregunté cómo reaccionarían si les hablaba desde el otro lado, pero me mantuve en silencio, escuchando.

— ¡Alice! —dijo el niño entrando en pánico. — Haz lo que quieras, pero sé rápida.

— Bueno, te he traído aquí para contarte su historia — dijo la niña con seriedad. — Mamá me la cuenta siempre que puede. Ama esta historia. Todos la conocen menos tú. Solo has escuchado rumores, pero no la historia completa.

Hubo un sonido de forcejeo, seguido de un golpe sordo. Pude distinguir sombras moviéndose frenéticamente a través de la rendija.

—¡Déjame ir!

—¡Quédate quieto! —insistió la niña, luchando por mantenerlo en su lugar.

Las sombras proyectadas en el suelo se entrelazaban y separaban con rapidez.

— Bien... ¿por dónde empiezo? La historia dice así. Hace quince años, el Emperador Oscar II elaboró una muñeca.

Me quedé quieta, conteniendo el aliento. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda al escuchar aquellas palabras.

— Excelente, eso ya lo sé — dijo el niño impaciente — ¿ya podemos irnos?

— Apenas comienzo, príncipe bobo — refunfuñó — Se dice que cuando el Emperador la estaba creando, se repetía así mismo:

"Una muñeca: pelirroja, de piel blanca como las nubes, con ojos de blode y cuerpo de metal, tan real que será envidiada y codiciada a la vista de los otros imperios; tan real que será venerada por su belleza e inocencia; tan real que cautivará a cualquier persona que la vea, y portará en su espalda el emblema del imperio. Esta muñeca será un regalo para la futura Emperatriz "

Me estremecí al escuchar mi descripción tan detallada; solo que hasta ahora, no había tenido oportunidad de ver el emblema del imperio en mi espalda, pero sabía que tenía uno.

Me acerqué lo más posible al suelo, tratando de ver mejor a través de la rendija. Las sombras de los niños se movían inquietas. El niño parecía más nervioso con cada palabra de la niña.

—No puedo creer que estés contando esta historia aquí, Alice —dijo el niño con voz temblorosa. —Si mi padre descubre que estamos aquí...

— Tardó dos años en elaborarla — continuó Alice, ignorando sus preocupaciones. — Se dice que el día de su boda, el Emperador le dio la muñeca a la Emperatriz. Ella quedó tan fascinada que nunca se separó de Blode, el nombre que le dio en honor a la joya más preciada del imperio de Ruenia.

YO SERÉ TU ESPADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora