Hoy las lágrimas son mis compañeras más fieles. Las palabras se deslizan como hojas secas en un río sin rumbo, y mi corazón es un náufrago en la tormenta. ¿Por qué el amor duele tanto? ¿Por qué la ausencia se siente como un puñal en el pecho?
Cierro los ojos y veo tu rostro, como un reflejo en un espejo empañado. Tus ojos, antes cálidos como el sol de verano, ahora son dos abismos oscuros. ¿Dónde se perdió la luz? ¿En qué momento dejamos de ser un “nosotros” para convertirnos en dos sombras que se cruzan sin tocarse?
Las noches son las peores. El silencio se vuelve un grito ensordecedor. Me aferro a las sábanas, como si fueran tus brazos, pero solo encuentro frío y vacío. ¿Recuerdas cuando solíamos reír juntos? Ahora, el eco de esa risa se ha desvanecido en el viento.
Me pregunto si alguna vez pensaste en mí. Si alguna vez te asaltaron los recuerdos de nuestras tardes de café, nuestras conversaciones interminables, nuestros besos robados bajo la lluvia. Pero sé que no. Tú sigues adelante, mientras yo me quedo aquí, atrapado en este laberinto de nostalgia.
A veces, me imagino escribiéndote cartas que nunca enviaré. Palabras que flotan en el abismo, como barcos naufragados. “Te extraño”, “Te amo”, “¿Por qué?”… Todas las preguntas sin respuesta se acumulan en mi garganta, amenazando con ahogarme.
Dicen que el tiempo cura las heridas, pero yo siento que el tiempo solo las profundiza. Cada día es una cicatriz nueva, un recuerdo más lejano. Y aunque intento seguir adelante, hay noches en las que me hundo en la tristeza, como un barco que se hunde en el mar.
Así que aquí estoy, escribiendo esta carta que nunca leerás. Porque a veces, el papel es el único confidente que escucha mis sollozos. Y mientras las lágrimas manchan estas palabras, sé que el amor no correspondido es un naufragio inevitable en el océano del alma.
Con melancolía, El que aún te espera en la orilla
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𝐑𝐞𝐟𝐥𝐞𝐣𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐒𝐢𝐥𝐞𝐧𝐜𝐢𝐨
PoetryPara a todas esas personitas que tanto como yo pueden llegar a sentirse así