Revelaciones ( Historia corta)

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La miré de hito en hito.

Ella bajaba su cara al no obtener de mí , más respuestas que la incredulidad.

Ella agarraba ya el pomo de la puerta cuando mi cabeza cayó hacía atrás , tal como si algo invisible tirara de mí.

La veía a ella delante de mí, pálida, con un gesto más que inequívoco de preocupación en sus facciones.

A la vez que veía sus ojos pegados a los míos, una mujer joven muy parecida a ella me miraba en lo que parecía una época diferente a esta.

Ella llevaba su cuerpo ceñido en algún tipo de traje , parecido a los que llevaban en la edad medieval.

Sus pálidos pechos, los cuales sobresalían del escote me despistaron por un momento , ya que ella lloraba y me decía algo que no podía oír.

Tienes que oírme, Alister.
Debes huir o te atrapará.

No voy a hacerlo, lucharé .

Sabes que no puedes contra él.
Aún no controlas totalmente tu poder y sabes que él , te ganaría.

La tomé de las manos, le temblaban y sudaban del pánico que sentía por mí.

No puedo dejar morir al clan. Debo vengar la muerte de nuestros padres.

Le dije haciéndola entrar en razón.

No dejaré que mueras por su mano.
Eres demasiado importante para mí.

Sus lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas. Parecían un rio transparente deslizándose por la delicada piel pálida de ella.

Vamos , soy fuerte . Debo defenderte.

Intenté bromear para aligerar su peso , pero ella comenzó a llorar aún más fuerte y con más pena.

Su pecho se encogía e hipaba producido por el llanto que descargaba.

Tienes que correr. ¡ Mírame!.

Le grité de pronto al oír como se acercaba el ejercito de él.
Ya venía por nosotros y yo debía protegerla.

Ella levantó su cara apenada hacia mí .
En sus ojos vi el terror, no por ella. No temía por su vida , era por mí por quien ella se preocupaba.

— ¡Corre!.

Le dije un segundo antes de que mi cuerpo comenzase a cambiar.

Mi estatura se alzaba , dejando paso a las dimensiones de mi bestía.

Mi ropa se rasgaba a la vez que los músculos se ensanchaban.
Una larga melena negra llenaba mi espalda.

Era grande , pero me temo que no lo suficiente , pensé al ver que ante mí había un ejército de lobos enormes.

Ellos me podrían doblar en tamaño y seguramente en fuerza , pero no me rendiría ante aquellos que atacaron mi clan, matando a muchos de ellos, incluidos mis padres y hermanos.

No te ha dado tiempo de huir,¿verdad?.

Miré con rabia a aquel que me hablaba.

Rugí ante esos ojos que antes de todo esto me sonreian.
Estos mismos a los que ahora yo miraba con todo el odio que podía reunir.

—  No iba a huir, y lo sabes ...hermano.

Mis garras se abrieron dando paso a unas uñas afiladas y me abalancé hacía ese que un día pensé que me amaba.

AullidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora