Capítulo VII: "Te debo una... ¿o dos? "

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Mismo día:


Le devolví la llamada a Ingrid al poner un pie en casa. No me había enterado de que ella había llamado. Toda la tarde tuve el móvil en silencio, resulta que había en el hospital con Alexia. Su padre tuvo un infarto y le tuvieron que hacer más análisis. Para resumir, Ale y su madre no quisieron moverse de la sala de espera hasta que les dijesen que él estaba bien, y yo mucho menos. Le prometí a Alexia no dejarle sola jamás, ya que, como es hija única, no tiene hermanos ni hermanas, entonces, le prometí y me prometí adaptar ese rol, desde que somos pequeñas.

Contestó al tercer timbre.


- Hola-. Saludó un poco borde.

- Holi, siento no haberte llamado antes.

- Está bien, no hay problema-. Respondió con la misma actitud.

- De verdad lo siento. Estuve toda la tarde en el hospital con Alexia, sabes que te lo hubiese cogido, sólo que tuve el móvil en silencio porque no me parecía bien. Quizás ella podía pensar que me daba igual lo que estaba pasando, así que prácticamente esta es la primera vez que lo utilizo en toda la tarde.

- Vale... ¿Está bien?-. Se interesó.

- Te voy a ser sincera. Pero te ruego que hagas como si no supieses nada al respecto, por favor.

- Está bien, pero dime, que me pones más nerviosa-. Apuró.

- A ver. Su padre lleva luchando un montón de meses contra problemas con el corazón, Que si taquicardias tal, tal, tal. Sabes, ¿no?

- Sí.

- Pues lo que pasó hoy es que le dio un segundo infarto. El primero fue cuando se le detectó pues el problema, y nada. Alexia ama a su padre, como es debido, y lo está pasando fatal por eso. Tiene la mirada perdida y prácticamente nada le pone de buen humor. Sólo le apetece que le abracen y que estén con ella. No me lo dice, pero conozco a la perfección a Ale. Somos mejores amigas desde niñas, es la hermana que nunca tuve, así que sé las cosas que necesita sin que me las diga.

- Joder, con lo bien que se le ve todo el tiempo.

- Alexia es la reina en fingir que está bien. Un día puede estar fatal y absolutamente nadie se entera. No se abre tanto ni con su novia. Esa es su personalidad, quiere ser la que consuela siempre, no la consolada. No le gusta eso. Incluso se siente mal cuando llora.

- Las apariencias engañan.

- Ya.

- Bueno, sé que no me has pedido consejo...-. Dijo con un tono tímido.

- No digas eso hombre. Sabes que me gustan mucho tus ayudas. Eres como... Súper sabia-. Bromeé, causando de respuesta una risita de esas que sólo le salen a ella.

- Vale, pues, te diría que no le dejes sola ni de broma. Te necesita más que nunca.

- Que va. Ella sabe que estoy aquí siempre. Sabe que me quedaría el tiempo que hiciese falta a su lado. Que es mi hermana.

- Que comprensiva eres, me encanta-. Sonreí inconscientemente.

- Pues tú lo eres el triple-. Rio.

- A ver, que me enrollo más que una cortina. A lo que venía, ¿Qué tal estás?, ¿todo va bien?-. Dije mientras me apoyaba contra el cristal de las ventanas.


- Siendo sincera, sincera... Regularcilla-. Respondió.

- ¿Ah sí?, ¿y qué pasó?-. Pregunté con serenidad.


Daylight - Ingrid Engen y Mapi León.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora