Capítulo XIII: Saco de boxeo.

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Mapi:

- ¿Te ha contestado ya Ingrid? -. Me preguntó Alexia en una llamada.

- No. No lo ha hecho. Tiene el mensaje enviado desde ayer. Pero nada.

- Quizás pronto responda.

- ¿Y si no? ¿Y si ella no le apetece seguir llevándose conmigo? Tendría todo el derecho para hacerlo.

- No te hagas ideas. Es mejor-. Sugirió.

- Joder, es que le hablé fatal. Le dije que hasta podría perder mi amistad. ¿En qué estaba pensando? Qué estúpida.

- No te rayes María. Probablemente conteste pronto. Está en Noruega con su familia. Dale tiempo.

- Ya bueno. Es que ella no tarda tanto jamás. ¿Ves que la he cagado? Es que no tendría que haberle tratado así. Me siento fatal ahora. Encima que...

- ¿Paras ya de una vez con los "Es que"? Está bien ya de comerte la cabeza. Sabemos cómo termina esto-. Me cortó.

- Está bien, está bien. Me enfoco en el entrenamiento de hoy y ya está-. Aseguré.

- Me parece fatal que vayas a entrenar sin haber dormido una mierda.

- No puedo faltar más. También lo necesito. Sabes que el boxeo es mi manera más segura de despejar.

- Como persona que juega al fútbol te aseguro que no trae nada bueno.

- Lo sé Alexia. Gracias por preocuparte, pero tampoco me pasará nada.

- Tú sabrás.

- ¿Patri te ha escrito? -. Preguntó.

- No. Ni Claudia tampoco. Supongo que estarán enfadadas conmigo.

- Lo que yo no capto es porqué se puso así. Por la carísima.

- Ya. Pero bueno. Tengo que dejarte que voy llegando al gimnasio.

- Vale. Ten cuidado. Si te encuentras mal deja de entrenar, ¿Okey? No necesitas explotarte tanto. Ya para mí has ganado-. Se me encogió el corazón. Siempre sabía qué decir.

- Te quiero un montón.

- Yo a ti no-. Bromeó.

Le colgué por chistosa. Ale no se molestaría por ese gesto. Sabía que estaba vacilándole.

Entré al gimnasio y dejé mi bolso en los vestuarios. Salí y me puse a hacer el mismo calentamiento. Tres minutos de salto con la comba.

- Qué temprano vienes hoy eh-. Bromeó mi entrenador. Sólo eran diez minutos de adelanto.

- Estoy motivada-. Le seguí el juego.

- ¿Eso se traduce con "vengo a reventarte en el sparring"? -. Asentí con la cabeza.

- Así me gusta.

Se quedó cerca de mí, esperando a que terminase.

Luego de eso, hicimos algunos ejercicios más para calentar. Entre ellos paso péndulo y cabeceo.

- ¡Dylan! -. Llamó mi entrenador a mi pareja de entrenamiento.

- Aquí-. Dijo apareciendo por atrás mía, asustándome.

- Si te asustas con esto no me quiero imaginar cómo estarás cuando sepas quien es tu rival-. Exclamó mi entrenador.

- Shh. Ya verás. Me dará igual.

- No te va a dar igual el moretón que te dejara en el ojo-. Picó Dylan.

- Sí hombre. Habló el que por cada sparring que tiene conmigo acaba con un labio roto-. Contesté.

Daylight - Ingrid Engen y Mapi León.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora