Capítulo IX: Ojos en todos lados.

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María

La última semana había sido intensa. Todo el Instituto estaba ansioso y cargado de exámenes. Hasta los de primero de la eso, que cada vez que los veo me dan envidia porque no tienen una mínima idea del Instituto.

Yo, personalmente, me siento decepcionada por las notas que obtuve en el boletín. Últimamente he estado quitándole la importancia que tiene estudiar, y no sé porqué.

La exigencia es algo que ha estado presente en mí interior toda mi vida. Jamás me la han aplicado, pero siento que tengo una deuda con mi madre por todo lo que ha hecho a lo largo de mi vida por mí y mi hermano.

En el ámbito social, todo estaba relativamente bien. Ingrid había ido con mi psicóloga y me habia dicho que se ha venido sintiendo mejor, y eso me alegra.

El padre de Alexia ha estado mejorando progresivamente, y Ale está más tranquila por eso. Tenemos esperanza de que en poco tiempo pueda salir del Hospital.

En el boxeo todo iba genial. Tenía bastante confianza en que podría ganar ese combate. O quizás no, pero intentaba mentalizarme con que lo haría de puta madre.

Para poneros en contexto, ese día íbamos a ir a ver las dichosas luces de Navidad como nos habla pedido Alexia que hiciésemos. Por fin ya hoy acababa el trimestre, y no volveríamos hasta pasados el 8 de enero.

Me habían cancelado el entrenamiento de boxeo, así que sólo tendría que llegar a casa y alistarme para salir a las 19:00.

...

Me despedí de la mayoría de mis amigas e Ingrid y yo tomamos rumbo a su casa. Desde que empezamos a ser muy unidas, los momentos en los que caminamos de vuelta a casa por las tardes me dan tranquilidad.

- ¿Qué tal las clases hoy? -. Pregunté mientras andábamos.

- Bien. No lo sé describir. Todos estábamos ansiosos por qué tocase el puto timbre final-. Dijo, divertida.

- Entonces, ¿Mañana nos quedaremos sin guiri por dos semanas? -. Rio ligeramente por el apodo. Asintió con la  cabeza.

- Qué putada. Ojalá pasasemos año nuevo todas juntas-. Comenté.

- Ya, pero bueno. Veré a mi hermano, que es una de las razones por las que quiero volver.

- ¿¡Tienes un hermano?! -? Pregunté, emocionada. Le miré a los ojos.

- Sí. Es cuatro años mayor-. No podía hablar. Qué sorpresa.

- No ha venido con nosotros porque está estudiando y trabajando allá. Pero creo que os llevariais bien- enarqué una ceja-. También le gusta Eminem-. Sentenció.

- ¿Cómo has sabido que me gusta?

- El otro día llevabas una camiseta de él, y todas tus historias en Instagram son de fotos suyas-. Reí. Era verdad

- Pues ya me cae genial. Preséntamelo algún día a ver qué pasa-. Dije, pícara. Era solo para picarle. Fingió estar ofendida.

- Pensé que tirabas al otro bando-. Me cortó el juego.

- Y lo hago. Pero por ahora ninguna tira para ese. ¿Tú sabrás de alguna dispuesta a hacerlo? -. Le lancé una indirecta, que al parecer no pilló. Ella era así, y me daba ternura porque era un tanto inocente en esos temas

- No tengo un radar de lesbianas en la cabeza-. Exclamó con una sonrisa cómplice. Me sonrojé livianamente. Me agrada un montón esa sonrisa tan especial que tiene.

Caminamos un rato más en silencio. No era incómodo. El aire del invierno nos golpeaba en el rostro. A ella, le agitaba el pelo desatado, y a mí un poco de pelos del moño bajo.

Daylight - Ingrid Engen y Mapi León.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora