𝐗𝐈𝐗.

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Pasaron varias lunas como suspiros, las personas que solíamos conocer dejaron de ser las mismas, y el tiempo nos hizo tener otro comienzo

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Pasaron varias lunas como suspiros, las personas que solíamos conocer dejaron de ser las mismas, y el tiempo nos hizo tener otro comienzo...

Como un abrir y cerrar de ojos, las cosas con Enzo me atraveria a decir que iban de maravilla, llevaba un año viviendo en Uruguay en la misma casa con el hombre que amaba, Enzo.

De pronto, estábamos en 2025, yo arreglandome para una cena la cual Enzo me invito, no dio más detalles, solo una cena. Y por supuesto, me estaba ayudando la mejor, Malena, que estaba de visita.

— Que rápido pasa el tiempo. — Malena se limpio una lagrima invisible mientras me ayudaba a retocar el maquillaje.

— Bue, ni que me fuera a casar. — rei un poco.

— ¿Vos como sabes?, el día que te cases voy a llorar mares.

— ¿Y como vas con Matias? — Pregunté sacando platica.

— De maravilla, mejor que nunca para ser sincera.

Estábamos solas en casa, Enzo y Matias habían salido así que nos tomábamos el lujo de hablar libremente.

— Mis padres. — sonreí.— ¿Cuando se casan? Digo, tengo que ser dama de honor.

— Cuando el tiempo diga. — río un poco.— Obvio que serás mi dama, solo si me prometes que yo seré la tuya.

— Por supuesto, todavía falta para eso.

Malena soltó un suspiro y sonrió.

— Ya sos una nena grande, has crecido mucho.

— Dale, no hables como una madre, solo paso un año.

— un año es demasiado. — Malena terminó con el maquillaje y puso un espejo frente a mi.— Lista, has quedado preciosa.

Me analize al espejo unos segundos y luego miré a Malena.

— Jamás pensé vivir algo así.

Malena estaba apunto de hablar cuando sentimos una presencia en la puerta de la habitación.

— ¿Lista? — La voz de Enzo resonó en la habitación.

— Enzo! Ponte unos lentes por que estas apunto de ver exceso de belleza. — Malena comenzó a reír abriéndome paso para ir con Enzo.— Dale hermosa, vuela.

Rei ante su comentario y camine hacia Enzo con una sonrisa. El llevaba un traje completamente negro, y yo llevaba un vestido blanco algo largo y el cabello suelto.

Enzo llevo sus manos a la boca mientras me miraba con sorpresa en su rostro, sus ojos tenían un brillo que era inexplicable de describir con solo palabras.

— Te ves...hermosa. — dijo en un susurro mientras extendia su mano.

— Tu también.

Tome su mano, y me guió hasta la salida de la casa. Estaba apunto de entrar al auto cuando giro a mis espaldas y veo a Malena y a Matias gritando y aplaudiendo, comienzo a reír un poco y entro al auto donde Enzo ya me estaba esperando.

𝐑𝐄𝐅𝐋𝐄𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍𝐒 | Enzo Vogrincic #𝟐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora