𝐈𝐈𝐈.

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Abri mis ojos un poco, la luz del sol pegaba directamente a mis ojos

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Abri mis ojos un poco, la luz del sol pegaba directamente a mis ojos.

Talle mis ojos mientras me estirba, ¿que paso ayer?, la pregunta se formulaba en mi cabeza y no lograba descifrar la respuesta.

Enfoque bien mi vista y mire el techo, frunci el ceño y me senté sobre la cama, algo definitivamente no iba bien.

Observe bajo las sábanas y portaba la misma ropa de el día anterior, mire a mi alrededor y analize cada cosa, esa no era mi habitación.

Mire a un chico salir de una puerta frente a la cama y fue ahí cuando pegue un grito y caí de la cama enredandome con las sábanas, quizás estaba delirando pero ver a un extraño frente a vos y estar en la habitación de ese extraño, no era la mejor mañana del mundo.

— para, yo debería ser el que te tendría miedo a vos. — el hablo sacándome las sábanas de encima.

Alze la mirada desde el suelo y era el mismo que me quito mi cigarrillo en el cine, suspire tratando de mantener la calma, quería hablar pero no sabía que palabras utilizar.

— anoche. — el me estiro la mano, la tomé y me puse de pie.— estabas sentada en el pasillo del hotel en un estado no muy favorable.

Rasque mi nuca y llevé una mano a mi frente, el dolor de cabeza comenzaba a aparecer en mi.

— ¿como llegaste a estar así? — el me pregunto ofreciéndome un vaso de agua que no dude en tomar.

Pase el trago de agua y hable.

— No recuerdo.

Lo miro y lo analizo mejor, ahí estaba el, quieto y mirándome. Viste de negro y sus ojos se ven vacíos, muertos, sin brillo como si cada vez se deteriorara con el paso del tiempo. Esos ojos ya los había mirado en alguna otra ocasión, en mi.

El silencio nos consume de a poco, no puedo despegar mi vista de el y aunque ya lo hubiera visto antes y me halla ayudado sigue siendo un completo extraño para mi. Lo eh visto y pareciera que ya lo conociera pero, sigue siendo lo que es, un extraño.

Un extraño con el cual siento una conexión.

Ahora no quisiera que siguiera siendo ese extraño como mi conciencia lo nombra, quiero llamarlo por su nombre, un nombre el cual pueda recordar el resto de mi vida.

— Soy Victoria, Victoria Hernandez. — repito dos veces, se que el también estaba intrigado por saber quien era.— Ya que me ayudaste seria bien ser amigos, aunque no se si te vuelva a ver.

Le regalo una sonrisa amable, posiblemente mi rostro estaba destruido pero tenía que ser amable.

— Enzo, Enzo Vogrincic. — su manera de hablar tan sofisticada y seria generaba algo inexplicable en mi, diferente.

— Enzo entonces, por un segundo supuse que eras Adam Driver.

El deja ver una sonrisa ladeada mientras agacha la cabeza, como si un deja vu pegara en el.

𝐑𝐄𝐅𝐋𝐄𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍𝐒 | Enzo Vogrincic #𝟐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora