𝐕𝐈𝐈𝐈.

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Valladolid, ¿que estaba haciendo acá?, apunto de presenciar una premiacion, cosa que jamás en mi vida pensé hacer

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Valladolid, ¿que estaba haciendo acá?, apunto de presenciar una premiacion, cosa que jamás en mi vida pensé hacer.

Si, debería estar arreglandome como alguien normal, pero no, estaba jugando uno con Santi, Blas y Malena.

Me quedaban dos cartas, estaba apunto de hacer una jugada perfecta, todo iba bien y solo esperaba impaciente mi turno. Estaba sentada en una silla con rueditas, lo único que hacía para contener mi emoción era girar en ella.

Me quedé de espaldas cuando supe que era mi turno de dejar mi carta, me quedé unos segundos haci en la silla y comenze a girar dramáticamente y lentamente hacia la mesa donde las cartas estaban.

— uno. — musite como si de una película de suspenso se tratase, ahora solo tenía una carta y estaba segura de ganar.

Los turnos volvieron a pasar y ahora era turno de Santiago, me miraba con una mirada maliciosa y una sonrisa se formó en su rostro.

— come cuatro, dale. — saco esa bendita carta, un más cuatro, ¿que peor que eso?.

Me quedé plasmada mirándolo mientras claramente comenzaba a arder en llamas del enojo.

— No! — tire la única carta que tenia al frente llena de furia.

— Si, son las reglas. — Santiago contenía las ganas de no reírse en mi cara de una buena vez.

Tome un puñal de cartas y me levante de la silla.

— ya no juego. — solte.

— no, veni y termina el juego.

— no. — me subí a una de las mesas que estaban ahí con las cartas en manos.

— bájate boluda, tienes que aguantar. — Santiago se levanto de su asiento y camino hacia mi.

— No! Arruinate mi jugada!.

La habitación se lleno de gritos desesperados solo por un juego, quien lo diría, un juego termina amistades.

— cállate Victoria y bájate de ahí. — Santiago rodó los ojos y se cruzo de brazos mirando hacia arriba.

— ¿por qué no te callas tu cajeton?.

— ¿así? — Santiago abrió la boca ofendido.— Por que no te bajas de ahí y me obligas, boluda.

— ¿así? — pensé en que responder.— por qué no mejor tu subes y me obligas a bajar, boludo.

— Si voy a subir! Pero a cagarte a palos!.

Paso de un momento de juegos y diversión a una pelea de un rubio y una chica arriba de la mesa mientras Blas y Malena grababan hartos de la risa.

— si haber si puedes gil! Sube a romperme la cara si te atreves!.

— ya voy! — Santiago camino hacia mi y me agarro de los pies para hacer que pierda el equilibrio.

— ¿que hacen? — la voz de Enzo, posiblemente estaba parado en la entrada desde que comenzamos a discutir.

Santiago y yo nos giramos a mirar a Enzo deteniendo nuestra pelea y nos quedamos quietos.

— Nada, estábamos jugando. — Santiago se invento lo primero que se le vino a la mente.

Enzo entrecerro los ojos mientras lo único que se escuchaba era las risas de Malena y Blas. Baje de la mesa pegando un salto y quede al lado de Santi.

— Vení gorda. — Santiago me enreda en sus brazos y me aprieta.

— Soltame hijo de puta. — dije entre dientes mientras mostraba una sonrisa al conectar la mirada con Enzo atravez del hombro de Santi.

Me aparto del abrazo y ambos sonreímos tratando de disimular lo anterior.

— Cajeton. — le doy un codazo a Santi y murmuró enfadada.

Enzo no nos creyó de ninguna manera y lo supimos por que le pidió el video a Malena y comenzó a verlo frente a nosotros.

✽ | ✽

— ¿Lista? — Enzo toco la puerta de la habitación del hotel.

Suspire y abrí la puerta por completo.

— No.

— Yo te veo muy lista. — senti su mirada recorrerme de arriba a abajo.

— bueno si, pero no se. — me encogí de hombros.— No estoy acostumbrada.

— No necesitas estar acostumbrada cuando me tenes a mi. — Enzo metió sus manos en los bolsillos de su traje.

Un vestido negro, jamás recuerdo haber portado uno, por mi yo hubiera ido en algo más casual pero Malena jamas me lo permitiría.

— Bien, vamonos. — suspire por una última vez y salí de la habitación cerrando la puerta por mis espaldas.

Caminamos a lo largo del pasillo y nos topamos casualmente a Malena, que al mirarme abrió la boca impactada y abría los brazos acercandoce a mi.

— te vez hermosa, te lo dije. — me abrazo emocionada y luego se aparto.— ¿Ya se lo dijiste? — Se giro a mirar a Enzo que solo balbuceo sin poder formular una palabra y asintió.

Malena entrecerro los ojos, no comprendía bien sus comentarios ni las "indirectas" que ella me había comentado anteriormente.

— nos están esperando abajo, vamos tarde. — Malena comenzó a caminar al elevador con nosotros por detrás.

Las piernas me temblaban, quizás era por pensar en que pensaría la gente sobre mi o por la cantidad de gente que habría, no se y sigo sin comprender como un famoso soporta tanto, yo no podría.

Las piernas me temblaban, quizás era por pensar en que pensaría la gente sobre mi o por la cantidad de gente que habría, no se y sigo sin comprender como un famoso soporta tanto, yo no podría

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Cortito por qué me estoy muriendo de sueño, espero pronto volver a escribir por acá o hasta el fin de semana.

— Nina.

𝐑𝐄𝐅𝐋𝐄𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍𝐒 | Enzo Vogrincic #𝟐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora