Sentados en el Sofá

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Jamás, en todos sus años de vida se había sentido tan vacía, nunca. Se sentía incompleta, sola, con necesidad de algo más pero, ¿de qué?

Estaba tirada en su cama, como lo estaba siempre, siempre, ¡siempre!

Era una espía, ¡vamos a ver! Tendría que estar espiando, recopilando información y estaba tirada en la cama, incompleta, pensando en que le falta.

Su misión había cambiado, ya no iba a seguir más a Cassandra, ahora iba a seguir a Hudson.

¿Por qué a él? Pues porque él la entiende, la deja su espacio, se entienden muy bien al hablar y la saca de quicio, como la primera vez que se vieron.

Pero luego está ella... "Hasta el lago te odia."

¿Qué podría haber hecho tan horrible?

Bueno, ella era una espía que le espiaba a él y a su jefa. Se iba a enfadar mucho si se enteraba de eso y de porque espiaba y peor, para quien espiaba. Iba a ser un golpe muy bajo para él, la odiaría seguro.

Pero ella era lo que era, y para no romperle el corazón decidió esconderlo de él, nunca se lo diría, jamás.

Pero la forma en que se miran, cuando él esta cerca de ella antes de tirar a la diana. Su pulso se acelera, se le eriza la piel y empieza a respirar más fuerte cuando el está cerca de ella, acercándose a ella y luego... Se aleja y todos esos sentimientos se van como humo en el cielo.

Eso es lo que le falta, pero ¿Qué es?

Estará... No imposible, ¿cómo iba a estar enamorada? No sabe ni lo que es eso, ni como se siente... ¿Se siente así? ¿Eso es sentirte enamorada?

Es una tonta tirada en su cama, porque si se a enamorado la culpa es solamente suya, de nadie más por haberlo permitido.

¿Qué más hacer? La había pillado desprevenida, sin armas, al descubierto y no se había cerrado a ello. Nunca la pillaba nada desprevenida, menos el amor.

Le necesitaba ahora pero, ¿Qué le diría al verle? No sabe nada del amor. ¿El sentirá lo mismo que ella?

Se levantó de la cama y se puso una chaqueta. Aún que era de día y hacía un calor de muerte no podía ir a ningún lado sin ella.
Estaba decidida a ir a por Hudson y, tal vez contarle lo que ella siente.
Se lavó la cara, la secó, cogió una daga, abrió la puerta y se dio de narices contra algo, contra alguien que calló al suelo.

- ¡Hay! -Gritó de dolor una voz masculina. -Perdón, solo...

- ¿Hudson? -Preguntó ella con la daga en la mano, por si las moscas.

- ¿Qué? -Se incorporó el desconocido y Annabeth pudo ver a un elfo, joven, bastante atractivo ante su puerta. No llevaba armas, ni nada con que la pudiese atacar, así que ella bajó la daga al ver que no había peligro. -Lo siento, no soy quien has dicho que era. Siento disculparla, señorita...

- Annabeth. -Dice con voz seca. -¿Qué quieres y quien eres?

- ¿No se suele decir al revés? -Colin con su sentido del humor siempre muy inoportuno. Annabeth puso cara de no entenderlo e iba a replicar, pero él contestó. -Bueno, es igual. Mis disculpas Annabeth, estoy de visita, si, de visita estoy y me he perdido.

- Mira, si eres un elfo de la nieve el bosque está bajo la montaña. -Añadió ella.

- Creo que sabría ubicar mi propio bosque...

- Si no es eso lo que buscas, ¿que buscas? -Annabeth estaba confusa y no quería seguir hablando con él en estos momentos. Colin, por su parte se divertía después del viaje.

CassandraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora