No sabe aún porque, pero por alguna extraña razón en especial le está empezando a gustar ese sitio.
No, imposible, pensaba mientras se miraba en el espejo circular del baño.Pero si que era así, acababa diciéndose.
Luego cambiaban sus pensamientos y se metía en otras cosas.
Solamente podía estar allí dos horas, las dos horas que Cassandra salía de su habitación para bajar abajo.
Siempre que se miraba en su espejo olvidaba la razón por la que estaba allí, recuperar información.
Pero nunca había nada.
Se pasaba horas allí todos los días y seguía sin encontrar nada, ni un plan, ni una estrategia, ni una táctica.
Y aún que llevase meses allí nadie le contaba nada.
Pocas personas lo sabían todo, tres: Cassandra, Freya y Ventisa y no podía hablar con ellas, ni de broma.
Lo descubrirían.
Si algo había aprendido como buena espía que era: no se habla con nadie si no es estrictamente necesario.
Se ató la melena castaña, salió del baño y empezó a mirar por la ventana del cuarto las vistas a las montañas.
Son muy bonitas, se decía cada vez que las veía.
No le gustaba estar ahí, la verdad es que desde el día que llegó tenía mucho miedo de que la descubriesen y todo el plan se fuese a perder. Y era un plan muy sencillo, más de los que ella había cumplido nunca.
Había robado cosas, destruido cosas, cambiado cosas, hecho desaparecer cosas y lo que menos le gustaba, había matado a gente. Y todo lo anterior sin que nadie la descubriese, sin que nadie supiese nada, sin que la pillaran.
Y ese plan era muy fácil: recaudar información.
Pero no lo parecía, no parecía fácil.
Conseguir incluso la dirección a la salida era difícil allí.
Salió de la habitación y bajó las escaleras hasta la planta principal, donde estaba la puerta de salida.
Tenía que volver a la que ahora era su casa, en la montaña, para que nadie la espiase a ella o la descubriese, pero antes de salir vio a alguien, extraño, alguien que no le era familiar. Hablaba con Freya, la joven arquera, que ahora estaba en la salida apoyada en la pared.
Con Freya era con la única con la que había intercambiado palabras, y muy pocas palabras así que no le dijo nada cuando salió, ni la miró porque ya sabía que no era "peligrosa".
Eso significaba que su engaño funcionaba.
Al subir las escaleras de piedra de la montaña empezó a notar que alguien la seguía. No se veía nada, pero ella sabía muy bien cuando alguien la seguía aún siendo de noche, así que cogió otro camino diferente al de siempre, un camino que llevaba a un callejón sin salida.
Cada vez iba bajando la velocidad de sus pasos, hasta que se paró en frente de la pared de piedra del callejón sin salida.
- Pensé que os iríais. -Dijo para el aire.
- Y yo que no os giraríais. -Añadió la persona que tenía voz de hombre. -No sabía que había una pared.
- ¿Qué queréis? -Preguntó con voz seca.
- Solamente quería saber a donde ibas. -Añadió, pero sin contestar. -Soy un espía malísimo.
- Demostrado, desde luego. -Dijo ella girándose y viendo que era el chico que hablaba con Freya hace menos de dos minutos.
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Cassandra
FantasíaUNA TRAICIÓN IMPERDONABLE. UNA LUCHA POR EL PODER. Pasado: Cassandra tiene un secreto muy oscuro que no deja ver la luz. Solamente su mano derecha y su mejor guerrera podrá ayudarla a cumplir su destino. Por el rey: Calem sigue pensando que lo mej...