Mensajera de Dragones

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Llegó muy pronto a oídos de Cassandra lo ocurrido con los dragones.

Con muy pronto quiero decir ese mismo día.

No había sido obra suya, nunca mandaría dragones, jamás.

Tumbada en su habitación, al atardecer, le rodaron preguntas la cabeza, muchas sin respuesta y seguramente nunca la tendrían.

Oír lo de Pol había sido un golpe muy bajo para ella, que aún le quería.

Y eso era otra cosa que no había sido obra suya.

¿Qué había hecho ella?

Bueno, inventar la mejor táctica de ataque de mundo, que dentro de muy poco se verían los resultados.

También sacar a sus tropas.

Nada más.

Esto son señales, se decía, señales de que me quieren quitar el puesto.

No lo permitiría, jamás.

Ahora debía actuar, hacer algo, pero algo ya.

Los dragones ahora eran su mejor táctica. Tenía que encontrar a quien sea que los mando.

Hudson era lo único que tenía para averiguarlo, así que esa tarde, pidió verle y él encantado se encontraba en la puerta del castillo esperando ser recibido.

Cassandra bajo para abrirle y le contó la situación.

- ¿Pretendes que investigue quien envió a esos dragones? -No sabía para que preguntaba, era lo que ella quería.

- Si, exacto.

- No soy mago, bueno, en este caso si lo soy, pero no hago milagros, aún. Algún día los haré. - Anunció. - Pero veré que puedo hacer.

- Gracias. - Le dijo Cassandra y ambos marcharon, cada uno por su lado.

···

A la mañana siguiente, Hudson regresó al castillo esperando ver a Cassandra, pero Freya que estaba allí no le dejó subir.

- Está dormida. - Le explico. - Quiero que duerma, ya nunca lo hace.

- Vendré luego. - Le dijo Hudson, pero reformuló. - No puedo venir luego. - Anunció recordando. - Vuelvo al bosque esta tarde por más información.

- Pues yo me encargo de decirle lo que tengas que decirle. - Le propuso.

- Vale. - Contestó. - ¿Tiramos?

- ¿No ibas a contarme algo? - Le pregunto Freya graciosa.

- Si, pero tengo que ponerme en escenario. Una noticia se cuenta diferente a cada persona.

- Si me llevas a tirar es que es malo.

- Vamos.

Freya tenía un horrible presentimiento sobre la charla que iba a tener.

Hudson estaba contento, siempre solía estarlo.

Entraron en la parte baja del castillo para tirar.

Cada uno se hizo con arco y flechas y se puso ante una diana.

Freya lanzó la primera y lo hizo perfectamente, se clavó en el medio.

Hudson lanzó dos, pero ninguna en el centro aún que dentro de la diana.

La segunda flecha de Freya llegó al centro de diana de Hudson, que se enfadó un poco al verla.

La tercera flecha de Hudson era peculiar, y calló, no en el medio pero dentro, en la diana de Freya, a la que se le callo el arco al verla.

CassandraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora