capitulo 51 - El frente Aéreo y El frente de las Montañas

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Las semanas pasaron y las líneas del frente norte no cambiaron en lo absoluto, el Frente se había estancado tanto que no podían avanzar, en especial con las temperaturas que iban en descenso.

Pronto llego la Orden de los Caballos Rojos, el viaje los dejo agotados y el invierno los dejo con poca comida por lo que ahora les urgía conseguir un lugar para montar su campamento y descansar y conseguir comida.

El capitán de la orden Wilson Petrenko se quedo sin palabras al llegar y ver la cruel realidad de la nueva forma de guerra que se estaba luchando.

Los soldados se escondían en lo que parecían ser canaletas secas, en lugar de construir sus fuertes con impenetrables ladrillos y cemento usaban pilas de arena. llenaban sacos con arena y los apilaban para que formaran una muralla, en algunas partes encontraron lo que parecían ser canastas rellenas de tierra y apiladas para formas muros de divisoria y para rodear los cañones.

Algunos mas anticuados buscaron adaptarse y construyeron muros de cemento y piedra, y para reforzarlo colocaron barrotes de hierro en el medio, una idea que los dejaría sin recursos para reparar sus armas, naves y causaría tropiezos con su disposición de recursos metalúrgicos que podían usar para la fabricación de armas y equipos.

Wilson bajo a la canaleta (trinchera) y pudo ver que los soldados aquí se habían desecho de la mayor parte de sus armaduras, solo unos pocos conservaban algo de ellas como la coraza pectoral, sus pies se hundían en el barro y la humedad se introdujo en sus calzados.

La vida en las trincheras era dura y los soldados tenían que hacerle frente al frio, la lluvia y el barro. El agua agua sucia procedió a la propagación de enfermedades como la disentería, el tifus y el cólera. La profundidad del barro también tenia sus peligros, algunos soldados se ahogaban en agujeros de proyectiles o en los túneles que llevaba a las trincheras.

Los que llevaban mas tiempo en el combate lo miraron y le sugirieron que se deshiciera de la mayor parte de su armadura con su escudo, después de todo no lo necesitaría. También le contaron que algunos de sus compañeros se habían sido tragados completamente por el barro y que debía tener cuidado por donde caminaba, pues algunas zanjas de barro eran tan profundas que se podrían tragar hasta al mas alto de sus hombres.

Los veteranos les recomendaron que se mantuvieran en la retaguardia y que rezaran por que no los llamaran para combatir.

Wilson regreso con su orden y les conto la situación en la que se metieron y la recomendación de los que llevan mas tiempo aquí, a nadie le gusto la idea de desasirse de sus armaduras ya que habían pagado mucho por ellas.

Claro que un puñado si hicieron caso de lo que dijo su capitán. Decisión que les salvaría la vida

Pero el problema no había acabado, al ser humanos no se les permitía hacer gran cosa, los veían como estorbos y como eran de esperarse los insultaban en la cara y no compartían sus recursos con ellos.

Los únicos que si se atrevieron a darles alimento y algo de abrigo fueron los del ejercito de Partia, bajo el comando de Sir Louis Marie Turreau.

Pero mientras que ellos estaban en tierra aguantando el barro y el frio comenzaron a ver al cielo y a envidiar a los caballeros aéreos que surcaban los cielos en sus wyverns.

- Por que no me uní a la fuerza de caballeros dragón.

Dijo uno de los hombres en tierra mientras miraba al cielo.

Los caballeros Dragon y de Grifo se volvieron muy famosos por ambas partes, continuamente recibían noticias de que uno de los caballeros dragón alcanzo a derribar otro caballero de grifo de wessex, en una ocasión se escucho que un caballero de grifo logro acabar con un wyvern pero eso era un caso único, la mayoría de las veces los wyverns regresaban pero sin su jinete, dando a entender que fue acabado en combate aéreo.

Creando una Super Potencia humana en un mundo de fantasíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora