Capitulo 2

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Estaba disfrutando unos de los días más hermosos y de buen tiempo desde que me había mudado aquí. La costa este era conocida por su maravilloso clima y tuve algunos problemas para adaptarme a la lluvia y frío al principio. Como nativa de Miami, estaba acostumbrada a algo completamente diferente, pero mi carrera era algo mucho más importante.

Sin embargo, hoy era el día más soleado que habíamos tenido en el año. El cálido día de primavera hizo que todos abandonaran sus hogares, parecía que el parque estaba lleno de gente de todas las edades, disfrutando el sol. Estaba pateando la pelota casualmente con mi amiga y compañera de equipo Joan mientras ella seguía parloteando sobre sus problemas con los chicos. Ella tenía absolutamente el peor gusto en hombres, pero yo era una buena amiga y la escuchaba incluso cuando quisiera patearle el rostro con la pelota por hacer tan malas elecciones de hombres.

-Quiero decir, ¿Puedes creer que ni siquiera me llamó después que salimos?- la pelinegra dijo mientras me pasaba la pelota con su pie derecho.

-Conozco esa sensación.- Respondí en voz baja y recibí el balón con habilidad.

-Oh, por favor, Roseanne.- Se burló. 

-Tú eres la que nunca llama a esas pobres chicas después de quelas seduces completamente.

-Yo no seduzco a nadie.- Me defendí, pero sonreí mientras seguía haciendo los pequeños trucos con ninguna dificultad.

-Sí, claro. Como tú no vas por la vida diciendo 'Soy un deportista profesional e inteligente'..-Intentó burlarse de mí y me miró de una manera extraña. Rodeé mis ojos.

 -Yo no hago eso en absoluto. Por Dios, espero que no, porque dudo mucho que alguien caiga con lo que acabas de decir.- Bromeé.

-¿Cuántas niñas de primer año se abran enganchado contigo y ni siquiera las has llamado?.-mi amiga y compañera de cuarto cuestionó sabiendo la respuesta. Dejé caer la pelota y traté de pensar al menos en alguna persona con la que me haya mantenido en contacto.

-Eso es lo que pensé.-Joan rio y negó con la cabeza.

!Llamé a Lia!.- Me acordé con orgullo antes de pasar la pelota para que esta llegara hasta ella por el verde césped del parque.

-Esa fue una llamada borracha, no con un signo de interés real.- Espetó ella, y me reí un poco.

-Eso es cierto.- Admití. 

-Pero valió la pena.-Agregué y la vi rodar los ojos.

-Pero espera, tengo curiosidad. ¿Quién nunca te devolvió las llamadas alguna vez? la otra jugadora trajo de vuelta el tema original de la discusión.

-Esa es... una historia de la que no quiero hablar ahora.- suspiré, porque el simple recuerdo de lo que había ocurrido hace más de tres años todavía me causaba cierta confusión interna.

L-75Donde viven las historias. Descúbrelo ahora