Lalisa y Roseanne son dos prometedores talentos futbolísticos del país. Las dos chicas juegan para la selección de la categoría C-17 y su meta es ganar el campeonato del mundo en Costa Rica.
Su conexión en el campo es evidente pero.. ¿Qué pasa cuand...
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Siempre era una de las primeras personas en levantarse en la mañana. Y así lo era Nayeon, por eso me gustaba alojarme junto a ella, entre otras cosas. No tenía que preocuparme de despertarla y podía disfrutar de mis madrugadas con ella. Hoy era diferente, sin embargo. El estrés y la ansiedad del día anterior habían tomado un peaje grande en mí más de lo esperado. Todavía estaba en la cama y me sentí completamente fuera cuando oí a dos personas hablando en la habitación.
-¿Ella todavía está dormida?.- Reconocí la voz asombrada de Lisa como me desperté de mi sueño.
-Sí, tal vez está un poco enferma o algo así.- respondió Nayeon pero empecé a refregarme mis ojos y me senté en mi cama.
-Estoy despierta.- mi voz se quebró como lo hacía a veces en la mañana. Ambas me miraron y me estiré suavemente para deshacerse la tensión de mi cuerpo.
-Buenos días.-Lisa sonrió y mi corazón la instante revoloteó en la realización de lo que había pasado ayer.
-Buenos días.- suspiré pero traté de ser sutil ya que no quería que ninguna de nuestras compañeras se enteraran todavía.
-Creo que iré abajo para desayunar así ustedes dos pueden tener una sesión.- Nayeon de repente soltó. Bueno, mucho para nuestro plan de mantenerlo en secreto.
-¿Qué?.- la más joven de la sala casi se ahogó.
-Pensé...que no querías decirle a nadie.-Lisa obviamente, supuso que le había contado a Nayeon
-Ella no lo hizo.- mi amiga se rio mientras miraba nuestras expresiones conmocionadas. -Siempre sentí que había algo entre ustedes y cuando ambas declinaron la cena de anoche para 'quedarse'.-ella usó sus dedos como comillas mientras me sonrojé.
-Fue bastante obvio.
-¿Para ti o para todos?.- le pregunté inmediatamente, ya que no me importaba realmente si Nayeon sabía.
-No, creo que sólo fui yo. Los otros no tienen ni idea y no planeo decírselos.- la centro campista defensiva explicó como exhalé con alivio.
-Gracias.- respondí con aprecio antes que Lisa repitiera mis palabras de agradecimiento.
-No hay problema. Las veré en el desayuno.- nos guiñó un ojo y salió de la habitación poco después.
Tomando una respiración profunda, pasé mi mano por el pelo desordenado y vi a Lisa acercarse a la cama lentamente. Se veía tan hermosa con la chaqueta chándal roja del equipo. No pude contenerme, pero todavía temía de su belleza cada vez que la veía. No estaba siendo superficial, pero estaba agradecida por el hecho de que ella encendía todos mis sentidos. Cuando se sentó, sentí su mano tiernamente acariciando mi mejilla, lo que fue inesperado pero aún más reconfortante.