Un encuentro algo curioso en un parque entre dos desconocidos lo cual hizo que ambos no se soportaran en el primer instante .
Pero para colmo terminaron siendo vecinos del mismo piso .
Ella para el era toda una lunática
Para ella el era un degene...
La semana continuaba con su curso habitual, y la vida de Dulce y Christopher parecía volver a la normalidad, a pesar de las tensiones y complicaciones que surgían en su farsa de relación. Sin embargo, una nueva confrontación estaba a punto de alterar el equilibrio precario que habían logrado mantener.
Una tarde, Dulce asistió a una exposición de arte en la galería local, donde se había anunciado que sería una ocasión para socializar con viejos amigos. Fabián, quien aún no había dejado de sentir celos y frustración por la aparente relación de Dulce con Christopher, también había sido invitado al evento.
Dulce, que intentaba disfrutar de la exposición, se encontró con varios conocidos, incluyendo a Fabián, quien no perdía oportunidad para mostrar su desdén hacia ella. A pesar de sus esfuerzos por ignorar a Fabián, la tensión entre ellos era evidente.
Durante un momento de descuido, mientras Dulce observaba una de las pinturas, Fabián se acercó sigilosamente. Sin previo aviso, tomó a Dulce por el brazo y la besó bruscamente. El beso fue inesperado y violento, dejando a Dulce sin tiempo para reaccionar.
— ¿Qué demonios estás haciendo? —exclamó Dulce, apartándose de él con furia.
— Vamos, Dulce —dijo Fabián con una sonrisa despectiva—. ¿No es obvio que estás con Christopher solo para hacerme sentir celoso? Ya sé que todo esto es falso.
Dulce lo miró con incredulidad, su enojo creciendo mientras escuchaba sus palabras.
— ¿De verdad crees que esto es algo que haría para jugar contigo? —dijo Dulce, su voz temblando de furia—. Si eso es lo que piensas, entonces estás más perdido de lo que imaginé.
— No te hagas la víctima —respondió Fabián, su tono cargado de resentimiento—. La verdad es que lo que haces no me sorprende. Eres tan predecible.
Dulce se cruzó de brazos, tratando de calmarse mientras observaba a Fabián, que estaba visiblemente alterado. La situación se había vuelto pública, y las miradas de los asistentes comenzaron a volverse hacia ellos.
— ¿Sabes qué, Fabián? —dijo Dulce, con una mezcla de tristeza y desdén—. Me compadezco de ti. Eres tan idiota como para pensar que tus celos y tu ego son más importantes que el respeto que deberías tener hacia los demás. Tu comportamiento solo refleja cuán miserable eres.
Fabián la miró con furia, pero antes de que pudiera responder, Dulce se dio la vuelta y se alejó de él, dirigiéndose hacia el grupo de amigos que la estaban buscando. La confrontación había dejado una marca en ella, y aunque intentó mantener la compostura, el incidente había sido un golpe a su ya frágil estado emocional.
Christopher, que había llegado poco después al evento, vio la escena y se acercó a Dulce con preocupación. La expresión en su rostro era una mezcla de confusión y enojo.
— ¿Estás bien? —preguntó Christopher, mientras se unía a ella—. ¿Qué pasó con Fabián?
— Solo fue un beso no deseado y una discusión —respondió Dulce, tratando de mantener la calma—. Él todavía no puede aceptar que todo esto ha terminado. Lo peor es que parece que su ego y sus celos no tienen fin.
Christopher miró a Dulce con una mezcla de preocupación y solidaridad.
— Lo siento por eso —dijo Christopher—. No puedo creer que se haya atrevido a hacer algo así. No tienes que tolerar ese tipo de comportamiento.
Dulce asintió, agradeciendo el apoyo de Christopher. La situación había sido incómoda y dolorosa, pero el hecho de que él estuviera allí para apoyarla significaba mucho para ella.
— Gracias —dijo Dulce—. Aprecio que estés aquí. Solo necesito un momento para procesar todo esto.
Mientras la noche continuaba y los invitados seguían con la exposición, Dulce y Christopher se alejaron del bullicio para tener un momento de tranquilidad. La tensión entre ellos seguía presente, pero el incidente con Fabián había mostrado a Dulce que, a pesar de la farsa, había algo real en la manera en que Christopher estaba allí para ella.
— Vamos a irnos —dijo Christopher—. Creo que ambos necesitamos un respiro.
Dulce asintió, sintiendo un peso levantado de sus hombros mientras se dirigían hacia la salida. La noche había traído desafíos inesperados, pero también había mostrado a ambos la profundidad de su conexión, incluso en medio de las complicaciones que enfrentaban.
A medida que se alejaban del evento, Dulce y Christopher se dieron cuenta de que, aunque su relación seguía siendo una farsa para el mundo, lo que estaban experimentando juntos era mucho más complejo y significativo de lo que habían anticipado.
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