Capitulo Siete |Noche de Fiesta

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El último día en Cuernavaca había llegado, y Rubí tenía un plan para cerrar el viaje con broche de oro. Tras una mañana relajada junto a la piscina y un almuerzo en el resort, reunió a todos los amigos para proponerles una salida nocturna.

— ¡Chicos, he decidido que hoy vamos a salir a bailar! —anunció Rubí con entusiasmo—. Hay una discoteca increíble aquí cerca que está llena de vida. ¡Va a ser divertido!

El grupo, aún con energías para disfrutar de la última noche, aceptó la propuesta con entusiasmo. La idea de pasar la noche en una discoteca animada parecía la manera perfecta de despedir el viaje.

Más tarde, en la discoteca, la atmósfera era vibrante. Luces de neón iluminaban la pista de baile, la música era alta y el ambiente estaba lleno de risas y baile. Dulce y Christopher llegaron al lugar, listos para encajar en el papel de pareja feliz que habían estado interpretando durante el viaje.

— ¡Esto se ve genial! —exclamó Rubí mientras entraba al club—. Vamos a bailar y a disfrutar. ¡Christopher, Dulce, no se aparten de nosotros!

Dulce y Christopher se unieron al grupo, intentando mantener la apariencia de una pareja auténtica mientras bailaban juntos. La música era contagiosa y pronto se sintieron envueltos en el ritmo, dejándose llevar por el ambiente.

A medida que avanzaba la noche, Rubí, que había estado observando con atención, decidió que era el momento perfecto para intensificar la farsa.

— ¡Dulce, Christopher! —llamó Rubí—. Necesitamos que nos demos un beso. La gente quiere ver cómo se llevan los enamorados, ¿verdad?

Dulce miró a Christopher con una mezcla de sorpresa y nerviosismo. Christopher, entendiendo la necesidad de mantener la apariencia, asintió con resignación. Se acercaron uno al otro en medio de la pista de baile, mientras Rubí y los demás amigos los miraban expectantes.

El beso fue breve pero lo suficientemente apasionado para parecer genuino. Los labios de Dulce y Christopher se encontraron en un contacto inesperadamente eléctrico. El grupo aplaudió y vitoreó, y Fabián, que había estado observando desde la distancia, se quedó paralizado, la sorpresa y la ira claramente escritas en su rostro.

El ambiente en la discoteca parecía encenderse aún más después del beso. Sin embargo, Dulce y Christopher, al separarse, sintieron una extraña incomodidad. Aunque el beso había sido parte del acto, ambos sintieron una mezcla de emociones que no habían anticipado.

— ¿Todo bien? —preguntó Christopher, tratando de romper el silencio incómodo que se había instalado entre ellos.

— Sí, solo... es raro, ¿no? —respondió Dulce, mirando hacia el suelo mientras intentaba procesar sus sentimientos.

La noche continuó, y aunque Dulce y Christopher intentaron actuar de manera natural, la tensión entre ellos era palpable. Fabián, que no podía dejar de mirar a la pareja, estaba claramente perturbado. Su frustración era evidente, y su actitud hacia Dulce y Christopher se volvió aún más fría.

— Parece que ese beso fue más convincente de lo que pensaba —dijo Fabián, con sarcasmo mientras hablaba con Esmeralda—. ¿Qué opinas de todo esto?

— Es ridículo —contestó Esmeralda, con una sonrisa amarga—. Dulce está tan desesperada que no le importa cómo se ve. Pero no puedo creer que haya llegado a este punto.

Christopher, que había estado cerca, escuchó las palabras de Fabián. Aunque la situación le era incómoda, sentía una creciente protección hacia Dulce. No podía soportar la idea de que alguien hablara de ella de esa manera.

Finalmente, la noche se fue apagando y el grupo comenzó a regresar al resort. La energía y el entusiasmo de la discoteca estaban comenzando a desvanecerse, reemplazados por un sentimiento de cansancio y reflexión.

En el camino de regreso al resort, Dulce y Christopher caminaron juntos, con una conversación silenciosa que reflejaba la confusión interna que ambos sentían. Aunque el beso había sido parte de la farsa, algo en la interacción había encendido una chispa de duda y emoción en ambos.

— Gracias por hacer esto —dijo Dulce finalmente, rompiendo el silencio—. Sé que no era fácil, y aprecio que hayas jugado el papel a la perfección.

— No hay problema —respondió Christopher—. Solo espero que este viaje termine pronto para que podamos volver a nuestras vidas normales.

Dulce asintió, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. La farsa estaba llegando a su fin, pero el impacto emocional de estos días había sido más profundo de lo que había anticipado. A pesar de que la relación era falsa, el beso y la cercanía habían generado sentimientos inesperados.

Cuando llegaron a la casa , la noche terminó con un sentimiento de cierre y reflexión. Aunque la relación entre Dulce y Christopher seguía siendo un acuerdo temporal, ambos sabían que el viaje había dejado una marca en ellos. Con la promesa de regresar a la rutina diaria, ambos se despidieron con una mezcla de alivio y melancolía, listos para enfrentar lo que vendría después.

 Con la promesa de regresar a la rutina diaria, ambos se despidieron con una mezcla de alivio y melancolía, listos para enfrentar lo que vendría después

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