No me explico el comportamiento de Marco. Hasta hace unos días nos ignorábamos mutuamente, solo se que algo ha cambiado. Aunque no se el que. Es como si el odio hubiera desaparecido y lo hubiera reemplazado un sentimiento mucho más profundo. No se si es algo bueno, tampoco a que debo sostenerme. Me preocupa no saber que hacer, parece que todo pasa muy rápido y hay momentos en los que me gustaría que todo fuera más lento. Poder cerrar los ojos y que mi mente se quede en blanco, desearía dejar de darle vueltas a todo… Pero el mundo sigue girando y no se para porque tú estés cansado, el tiempo no se ralentiza para que pienses con claridad. Puede que a veces eso te lleve a tomar decisiones precipitadas, a no pensar y sentirte agobiado por el tiempo. Aun así me recuerdo mentalmente a mi mismo que eso no es una excusa. Que eso no le da derecho a nadie a hacer daño a los demás.
Perdonar puede ser muy difícil, sobre todo si quieres hacerlo de verdad. Yo quiero perdonar a Marco. Lo malo es que cuando alguien te hace daño, esperas que se repita. Aunque eso no esté constantemente en tú cabeza, en el fondo de tú ser hay algo preparado para la traición. Esperando el dolor que provoca y construyendo su armadura para esquivar la deslealtad.
En mi cabeza esa espera se ve bastante clara, todos los días está preparada para proteger a mi corazón del sufrimiento. Espero en silencio que algo malo pase, que me ignore o me diga algo borde. Aunque duela, puede que sea mejor así. A veces los malos momentos te muestran la verdadera cara de una persona, y lo que sería capaz de hacer por tí en momentos de dificultad.
En lo más profundo de mi corazón, sé que ese no es el caso de Marco. Pero con el paso del tiempo, me he empezado a guiar más por mi cabeza. Ella no está de acuerdo con mi corazón, piensa que Marco realmente es así. Siempre es ella la que me guía cuando estoy con él, es ella la que me protege de las decisiones de mi corazón. A estas alturas ya no se si se lo agradezco.
– Hola.– Saluda Marco nada más salimos del campo de rugby. Iris y Olivia se han quedado atrás, así que estoy con Pelayo y Miguel. Ellos no saben lo que me pasó con él, casi nadie lo sabe.
– Adiós.– Le respondo, dejándome de nuevo guiar por mi cabeza.
– Escucha, no fue mi intención lo que sucedió.
– Vale
– Por favor no me odies. Perdoname…
– Y por qué quieres que te perdone exactamente.
– ¡Marco! ¿Vienes?– Le grita uno de sus amigos.
– Ve. Ahora ellos son tus amigos, no nosotros.– Le dijo antes de que decida irse.
Él se me queda mirando un rato, hasta que finalmente me dice:
– Ellos no son mis amigos, no como lo eras tú.– Me deja más confundido que enfadado. ¿Qué quería decir eso? ¿Por qué lo decía ahora? Últimamente no hace más que dejarmedesorientado. Siempre consigue colarse en mi cabeza, y yo no soy capaz de sacarlo.
–¡Qué ha sido eso!– Exclama Pelayo igual de confundido.
– Creo que le gustas.– Salta Miguel emocionado
– No digas tonterías.– Le digo poniéndome rojo.– Me odia.
– En todo caso el que dice tonterías eres tú. Acaso escuchaste lo que te dijo.– Ante mi falta de respuesta sigue hablando.– Y yo creo que a ti él también.
– Pero qué dices.– Le digo perdiendo los nervios.– Os estáis convirtiendo en Iris y Olivia.– Le contestó esta vez ya más relajado casi riendo.
– ¿Qué pasa con nosotras?– Pregunta Olivia, que ya nos ha alcanzado. Iris va detrás de ella y parece que también quiere enterarse.
– Marco acaba de venir a hablar con Hugo y él se ha puesto todo colorado. Después nos comparó con vosotras.– Les explica Pelayo.
– Así que es eso.– Dice Iris a la vez que me coge el brazo y caminamos más rápido para tener privacidad. Enseguida nos sigue Olivia y dejamos atrás a los chicos.
– ¿Qué te pasa últimamente con Marco?
– Nada.– Les miento.
– Mentiroso.– Me reclama Olivia.
– No sé, todo es un lío. Ya no me ignora, no se que es lo que intenta hacer.– Suelto por fin.
– Pero qué fue lo que te digo Marco.
– Pues que ellos no eran sus amigos, no como lo era yo.– Iris y Olivia se miran entre ellas con una sonrisa pícara.– ¿Qué?– Les acabo preguntando
– Si nosotras ya lo decíamos, lo único que no nos hacéis caso.
– No le gusto.– Sentenció
– Él a ti sí.– Me pasó una mano por la cara. Me gustaría decirles que no; sin embargo, ya no sé lo que siento.
– A mi también me gusta alguien.– Comenta de repente Iris, salvándome de tener que responder.
– ¿Cómo?– Olivia está flipando.
– A ver no me gusta. Es que siento algo, y no tengo claro que es.
– Doña no creo en el amor se ha enamorado.– Se emociona Olivia a la vez que la abraza por detrás.– ¿Cómo se llama? ¿Dónde la conociste?– Empieza a preguntar Olivia.
– Se llama Diana, viene a mi academia de francés.– Responde Iris
– ¿Y cómo es?– Le acabo preguntando yo, contagiado con el entusiasmo de Olivia.
– Es muy guapa, graciosa, maja y habla con todo el mundo.– Dice Iris un poco cohibida.
– Y desde cuando te gusta.
– Empecé a fijarme en ella cuando la conocí este año.– Ante la cara de Olivia ella sigue hablando.– Al principio pensé que solo lo hacía porque era imposible no mirarla, siempre suele estar hablando con alguien y es difícil no fijarse en ella. Cuando empezó a hablar conmigo me di cuenta que sentía algo.
– Esto tiene truco ¿Por qué lo cuentas ahora?– Olivia parece haber dado en el clavo.
– Ella hace judo, y mañana es su escuela la que viene. Cuando se enteró, me dijo que le preguntaría a su entrenador. Ayer vino y me dijo que como no estaban dando nada en clase acompañaría a su entrenador.
– Está enamoradisima de ti.– Me atreví a decirle.
– No le gusto, es imposible. Aparte no se nada de judo, ella tiene cinturón marrón. Voy a hacer completamente el ridículo.– Eso me recuerda a lo que me pasa con Marco. Ellas dos siguen hablando, yo desconecto enseguida de la conversación.
Estoy muy contento por Iris, todos pensábamos que en el amor era un caso perdido pero al final se ha enamorado como ninguno, se le nota. El tener que hacer mañana artes marciales no me gusta nada.
Luego están las palabras de Marco que me revolucionan el corazón, e incluso un poco la cabeza. Esta semana se me está haciendo cortísima, algo que tendría que ser bueno. Yo no lo veo así, no me da tiempo a pensar en que haría. Si Marco me pidiera perdón ¿Sería capaz de perdonarle? Sin esperar que me vuelva a hacer traicionar.
Este capítulo se hizo un poco más largo que los anteriores.
Gracias por leer y espero que os este gustando.
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El beso no dado
Romance¿Cómo se puede perdonar a la persona que dejó de hablarte sin motivo aparente? ¿Cómo se puede perdonar a alguien que te rompió el corazón sin saberlo?