Capítulo 16: Marco

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Me pasé el resto de la graduación con una sensación de alivio, por fin Hugo me había perdonado, las clases habían acabado, y quedaba todo un verano por delante. Casi no presté atención a lo que dijeron durante la graduación, yo solo me levanté a por mi diploma. No podía parar de pensar en si debería contarle a Hugo, porque cambié de instituto. Se que no dejaría de hablarme por eso, pero, y si lo hacía. Acabamos de hacer las paces y no quería fastidiarlo todo, se que Hugo no es así. Lo que no sabía es cómo explicárselo.

Íbamos de camino al lugar que habíamos reservado para la fiesta, esta vez la compañía era agradable. Más adelante estaba Elias con los demás chicos, posiblemente hablando de los próximos partidos. Seguramente ni se hayan dado cuenta de que no estoy, no solía participar en esas conversaciones. Aun así, creo que voy a seguir hablando con ellos. No quiero hacerles lo mismo le hice a Hugo, si ellos me hablan yo les responderé encantado.

Llegamos a un salón que está lleno de gente, al parecer no fuimos los únicos que lo reservamos. Olivia y Iris se van a pedir algo de beber, yo le ofrezco a Hugo salir un momento para poder hablar tranquilos. Nos cuesta salir de ahí, hay tanta gente que es un poco difícil avanzar sin chocarse. Cuando finalmente conseguimos salir, nos alejamos un poco del ruido y nos apoyamos en una pared para poder hablar.

– Al final nos hemos graduado.– Empieza a decir Hugo para romper el hielo.– Pensé que nos íbamos a pasar la graduación enfrentados.

– Me alegro de que no haya sido así.

– Yo también…

– Volviendo a lo de antes. Querías saber por qué se metían conmigo ¿No es así?– Como él asiente decido explicárselo, llevaba toda la graduación pensando cómo hacerlo.– Durante el primer curso, estuve todo el año sentado con un chico de mi clase. Hablábamos y lo pasábamos bien, pero nada más, casi ni éramos amigos.– Me replanteo si decírselo o no, porque no se que pensara con lo que le voy a decir. Aun así decido seguir.– Al final del curso, él estaba solo en el baño y yo fui con él. Pero no se porque, le bese.– Me espero a ver su reacción, no dice nada así que le sigo relatando lo que paso.– No se porque lo hice, fue un impulso del que me arrepentí al instante. Él no opinó lo mismo, así que le contó a todos lo que hice. Al día siguiente la gente no me hablaba y me miraban raro, entonces cambié de instituto.– Le cuento muy rápido. Hugo se me queda un rato mirando, como si estuviera pensando o intentando procesar todo lo que le había dicho.

En un movimiento rápido me pone una mano en la mejilla y me besa, al principio no se como reaccionar. Tampoco me da tiempo porque enseguida se separa, y me mira sorprendido. Como si no se creyera lo que acababa de hacer, pero yo tengo muy claro que si no se hubiera apartado le estaría siguiendo el beso. Hugo se aleja rápidamente, no le da tiempo a hablar porque enseguida llega Elias con unos compañeros. No le da tiempo a explicarse, ni a mi tampoco a decirle que me gusto.

– Mira que hemos conseguido.– Me dice a la vez que me da un vaso grande, lleno de un líquido que no consigo identificar.

– ¿Qué es?

– Ron cola, pero que nadie te vea lo han traído los del otro instituto.

– No podemos beber, somos menores.– Le recuerdo a Elias.

– Por eso no se puede enterar nadie.– Me responde sonriendo.

– ¿Te lo vas a beber?– Me pregunta de repente Hugo

– No.– Nada más le respondo, me coge el vaso de las manos y le pega un largo sorbo.

– Ves.– Me dice Elias refiriéndose a Hugo.– No se a acabado el mundo.– Hugo le vuelve a dar otro sorbo, ya me esta empezando a preocupar porque lleva casi la mitad del vaso.– Como sigas así vas a acabar olvidando hasta tu nombre.– Comenta Elias a las respuesta que le está dando Hugo, que básicamente es volver a beber del vaso.–Eso debe de llevar dos gotas de coca cola, lo demás es todo ron.– A él le sigue dando igual y vuelve a beber.– Bueno, nosotros nos vamos. Que os emborrachéis bien.– Y él y nuestros compañeros se vuelven a meter en la sala.

Yo tengo mi mirada fija en Hugo, que ahora le está dando pequeños sorbos a su bebida y parece que no sabe donde meterse. No se porque está reaccionando de esta forma, me preocupa que luego vaya dando tumbos por ahí. A pesar de eso, no se si querrá escucharme.

– Hugo.– Le llamó con intención de que me haga caso.– No me importo que me besaras.

– No te gusto. Olvida que lo hice.– Me dice alargando las palabras.

– Genial.– Comento con ironía.– No llevamos ni dos horas en la fiesta y ya vas ebrio.

– Eso no es verdad.– Me responde señalándome con el vaso, que ya está más vacío que lleno.– Volvamos a la fiesta.– No le da tiempo a dar un paso porque enseguida se tambalea, lo agarró antes de que caiga al suelo y lo vuelvo a apoyar contra la pared.

– Creo que es mejor idea que te lleve a casa.

– ¿Por qué? Es muy temprano. Tú todavía ni te has reído.– Sonrió ante su comentario. Posiblemente esa fuera su intención porque él también se ríe. Me obligo a pensar qué hacer con Hugo, porque si nos pillan nos meteríamos en un buen lío.

– ¿Tienes llaves de casa? Si me las das, yo te llevo.

– ¿Te acuerdas de donde vivo?– Esa intervención vuelve a hacerme reír.

– Sí.

– No.– Espero a que continúe la frase pero no lo hace.

– No, el que.– Le pregunto confundido.

– No tengo llaves.

– ¿Ahora que hacemos?– Me paso las manos por el pelo intentando pensar en algo, cuando veo que empieza a marcar en su teléfono.– ¿Qué haces?

– Llamo a mi madre. Ella tiene llaves…

– Ni se te ocurra.– Corro a quitarle el teléfono.– ¿Quieres matar a tú madre de un susto?– Solo me viene una idea a la cabeza, así que se la dijo.

– Mis padres no están en casa. Te llevo a la mía.– Me mira con sorpresa, pero a la vez con felicidad. Como me gustaría besarle, aun así me olvido de eso. Cojo su teléfono y le mandó un mensaje a su madre.

– Me voy a quedar en casa de Marco, el chico de la entrada, mañana por la mañana vuelvo.– Mientras mandó el mensaje, cruzó los dedos porque a su madre le parezca bien.

– Vivo cerca, así que no tardaremos en llegar.– Continuo hablando mientras pasó su brazo sobre mis hombros, y vamos caminando a mi casa. El camino se hace más largo de lo normal ahora que tengo que cargar con el peso de Hugo.

Cuando por fin llegamos, tiro a Hugo a un lado de la cama para que pueda dormir ahí. No puedo parar de reírme mientras me desvisto, parece que se está peleando con su camisa y sus zapatos. Nada más acabo le ayudo. No soy capaz de quitar mi mirada de sus labios, mientras le quito los zapatos. Disfruto de cada botón que desabrocho de su camisa, sabiendo que quizás es la primera y última vez que me deja hacerlo. Después de que acabo de liberarlo de sus prendas, se acuesta en la cama y se queda tranquilo. Pensar que hace una semana estábamos enfrentados, y ahora está echado en mi cama es extraño. Está en la misma en la que duermo todos los días, y en la misma que dormiré hoy.

Me acuesto en el otro lado de la cama, pensando en todo lo que ha pasado esta noche. Siento como Hugo me pasa un brazo por encima, y yo me giro para que pueda utilizar mi pecho de almohada. Eso hace, y nos dormimos abrazados.

Solo se que esta es la mejor noche de mi vida

No estoy muy convencida con este capítulo, aún así espero que lo hayan disfrutado. Muchas gracias por leer lo que escribo❤️

El beso no dadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora