Es observadora.
Desde pequeña lo fue, siempre con silenciosos pasos detras de la gente, escuchando y escarbando información que ellos mismo decían. Sin estar conscientes de la sombra que se cernia por sus espaldas.
Las personas eran muy habladoras cuándo pensaban que estaban solos, y ahí, en ese momento, eran donde los secretos más jugoso y oscuros eran escuchados por sus oidos.
Por eso no tardo en darse cuenta en como Aegon se desmoronaba poco a poco, o como Helaena estaba cada vez más perdida en su mente.
La pequeña aventura entre su madre y Sir Criston tampoco era novedad.
Ni tampoco el cómo Larys Strong cambio a sus sirvientas por espías. Ella se burlo por dentro, como si esas niñas fueran discretas, todas con ojos como águilas, vigilando a ella y toda su familia, para el placer de ese fetichista desviado.
Ella era observadora, y como era observadora sabia que su bando se estaba cayendo a pedazos, pedazos muy grandes, todo en manos de estos incompetentes hombres.
Por eso, mientras estaba en la habitación de Helaena, cuidándola a ella y a su pequeña hija, trazó un plan, un meticuloso plan para escapar de este pozo e hincar la rodilla ante su hermana mayor.
Porque Rhaenyra sería lo suficientemente tonta como para aceptarla en su bando, esa tonta sentimental. Son estos momentos en donde agradece haber sacado la apariencia de su igual tonto padre Viserys.
Ablandar el corazón de Rhaenyra con su apariencia será clave si quiere unirse a su bando.
Peinando el suave cabello de una sollozante Helaena, repasa su plan una y otra vez.
Un sentimiento de culpa, podria plantar un sentimiento de culpa en Rhaenyra con la pobre Helaena a su lado.
Sabe que en el momento en el que salga de Desembarco del Rey se tendrá que valer por si misma, cuidar a Helaena y Jaehaera, por cualquier medio posible.
Ella ya asumió la responsabilidad por estos dos seres, y aunque no este buscando activamente la muerte de sus otros familiares, ellos pueden irse a comer mierda de dragón.
Las únicas que valen la pena son Helaena y Jaehaera.
Siguió cepillando el cabello de Helaena, esparciendo el aceite aromático por sus blancas hebras.
Tendría que llevar una ofrenda a Rhaenyra, si ella quiere que ese imbécil tío suyo no las maten en el momento en el que las vean.
Tarareando una melodía calmante a su hermana, Maerys la acuesta en la cama. La pequeña Jaehaera hace mucho que cayo en el sueño, entre medio de la dos.
-Criston Cole o Larys Strong...-Susurro adormilada. Helaena la miro con ojos nublados antes de caer dormida.
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Se decidió, para apaciguar a Rhaenyra, que en el momento en el que ponga un pie en Roca Dragón, traerá el cadaver en un enemigo clave de aquella hermana mayor suya.
Ella supone que bastara, al menos por el momento. Y si eso no la convence de que ahora está en su bando, bueno, siempre puede ir a Essos o Lys, aunque no es lo ideal.
Ella es una princesa Targaryen después de todo, convivir con la servidumbre no es lo ideal, no ser tratada como lo mejor de lo mejor no es lo ideal, pero puede adaptarse.
Con un suspiro tenso llama a su dama personal, repasando lo que va a decirle.
El abrir de una puerta, junto con un aroma delicado llega hacia ella.
-Mi araña negra clama por compasión, mándale mis saludos esta noche a Sir Criston- jugueteando con una de los bichos de Helaena, continuó. - Ah, y dile a mi buena madre que Aemond otra vez a ido al burdel...- Maerys tiene un sonrisa un tanto traviesa. -Sin escolta.-
Lady Selina Lannister se inclino, analizando el mensaje cifrado que salía de la boca de la princesa, y finalmente, con la cabeza gacha, pronunció:
-Asi se hara, mi princesa.-
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Envenenar a un hombre es patéticamente fácil, cortar el cuello de un hombre no tanto.
La sangre era asquerosa y olía fatal, la carne viscosa y los huesos jodidamente duros.
Su precioso vestido estaba manchado con la sangre de este insulso dorniense.
Limpiándose el sudor y la sangre de su frente con su manga, agarro la cabeza de Sir Criston y lo metió a la bolsa.
Salió rápidamente de la habitación, hacía una salida oculta de ojos indiscretos.
No sabe cuanto tiempo tiene hasta que alguien se de cuenta, Maerys calcula que Alicent todavía debe estar regañando a Aemond, Aegon perdido en alcohol y los guardias cambiando de turno.
Diez minutos es lo que tiene para llegar a pozo dragón antes de que alguien se percaté.
Arriesgado, si, pero es la unica forma.
Apresura sus pasos, intentando silenciarlo lo más que puede, incluso yendo de puntillas como una vulgar sirvienta en busca de cotilleos.
La bolsa atada a su cintura deja un camino de sangre, Maerys espera que cuando llegue donde este Helaena la sucia sangre de Sir Criston haya terminado de fluir.
Se esconde detrás de unas pesadas cortinas cuándo escucha pasos.
Con sumo cuidado gira su cabeza para mirar a las pequeñas sirvientas de Larys Strong.
Maldice en su mente. Si estas pequeñas chismosas estan por este pasillo, significa que la estan buscando.
Sus diez minutos se reducen a la mitad. Una vez que las pierde de vista, sale de su escondite y camina más rapido, esta vez sin preocuparse por el sonido de sus tacones en el piso de piedra.
El tiempo lo es todo y ella lo sabe.
Con los pulmones ardiendo como nunca antes, esquivando a plebeyos y guardias por igual, viendo finalmente las puertas a Pozo dragón.
Suelta un suspiro que libera la tensión de su cuerpo, ajusta su capa para ocultar su crimen y asiente ante los guardias que estan vigilando la entrada.
Esta en la parte más facil, solo debe actuar con normalidad, y si alguien pregunta inventar alguna excusa de que la han mandado a patrullar esta noche con su dragón.
Pasando de tunel en tunel hasta llegar en el lugar pactado, finalmente vislumbra las figuras de Helaena, Jaehaera y Selina.
Le pasa la bolsa a Selina, quien lo ata hábilmente en la silla de su dragón mientras ella agarra a Helaena y la sube en Dreamfire.
-...Madre estara enojada.- Susurro Helaena con ojos perdidos.
-Lo se, por eso debes ser obediente y seguirme.- Maelys asegura la silla de Halaena, poniendo todas las protecciones requeridas.
Helaena tararea, mirando hacía otro lado cuando Selina se subio detras de ella.
-No se preocupe Princesa, yo la protegeré si la Reina Alicent nos ve.- Dijo Selima con una sonrisa tranquilizante a Helaena.
Maerys asintió y agarro a Jaehaera, quien tenía a Monghul es su pequeños brazos.
-¿Iremos donde estan las rocas, Tia Maerys?- La inocente pregunta de la Jaehaera no hace mella en el corazón de Maerys, solo le alborota el cabello y asegura la silla de la niña.
Puede oir los pasos de varios guardias acercándose, sin duda ya notificados con lo que esta pasando.
Se sube a su dragón y da la orden, detras suyo puede escuchar a Helaena haciendo lo mismo.
-¡Sosten fuerte a Monghul, Jaehaera!-.
Y con ese grito, gira a su dragón para pasar por encima de los guardias, quienes se agachan hasta el piso cuando ven a las dos masivas bestias pasar por sus cabezas.
El viento golpea en su cara y los rugidos de Morghul entumecen sus oidos, pero Maelys se alza por los cielos de Desembarco del Rey sana y salva.
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Coronada de Secretos | Benjicot Blackwood
FanfictionPerspicaz y astuta, Maelys Targaryen huye desesperadamente del caos y la destrucción que ha sido generada en Desembarco del Rey. Junto con su hermana Helaena, ella busca refugio y protección en el bando de su hermana Rhaenyra, quien lucha por el der...