11.

1K 215 4
                                    

Armaduras humeantes, carne quemada y gritos agonizantes.

Era solo lo que podía ver y escuchar en todo el campo.

Sobrevoló por la extensa tierra, vigilando, matando y quemando a cualquier capa amarilla que se encontrara. Detras de ella, Lady Alysanne tiraba flechas con una maestría envidiable.

Cuándo dió fuego al primer grupo Bracken, había comenzado la batalla. Bracken y Blackwood, peleando como siempre lo habían hecho, pero esta vez la balanza se equilibraba para los Blackwood.

Maelys nunca había estado en una batalla, pero Vermithor sí, así que por esta vez, dejó que su dragón la comande.

El grito ensordecedor de un niño Bracken la aturdió por un momento, sus ojos se conectaron, mirandola con horror.

"No pienses en eso, no pienses en eso." Repetía su mente una y otra vez, enterrando la culpa en su interior.

Pronto, vió como los Bracken bajaban sus armas uno por uno, doblando sus piernas y arrodillándose ante Vermithor.

Maelys creé que por fin puede respirar en paz. Todo había terminado, no más muertes.

Pobre ilusa.

Los Blackwood continuaron atacando, sin importar que los Bracken se hayan rendido, matando y destrozando sin piedad, sin importar nada.

Maelys siente su corazón dar latidos fuertes, mirando hacía todos lados, su ser se estremece al darse cuenta que los Blackwood no pararán.

–¡Alto! BAJEN SUS ESPADAS– Ordena en voz clara en todo el campo, pero nadie hace caso a sus palabras.

Los Blackwood siguen matando, aún cuándo sus enemigos pedían clemencia, cuándo ya se habían rendido.

Vió como un hombre le cortaba el cuello a otro, muerto en el acto. Cómo un niño pedía por su vida cuándo otro le rasgaba los ojos.

Fue cómo una parodia a Mercaderiva, solo que en vez de Aemond y Lucerys, eran niños de casa enemigas.

Maelys maldice, los hombres no la escuchan, o hacen oídos sordos, ignorando adrede, ella lo sabe, entonces tendría que utilizar otro metodo para ser escuchada.

–Lady Alysanne, agarrate fuerte.– Le grita en el viento a la chica detrás de ella mientras gira a Vermithor, volando a solo unos metros de las cabezas de los Blackwood.

Finalmente, el ejército cesa en su matanza. Maelys quita el seguro de su silla y baja de su dragón en un salto para dirigirse hacía Lord Benjicot.

Siente a Alysanne en su espalda, pero no le importa, esta furiosa. Que unos simples hombres hayan desobedecido su orden era un golpe a su orgullo como princesa.

Pronto llega a donde esta Lord Benjicot, quién la mira con sangre cubierta por todo su cuerpo, parece estar bien, aunque con alguna que otra herida sangrante, no diferente a ella.

Frente a frente, invadiendo su espacio personal, ella le dice:

–Te dije que pararas. – Le recrimina en voz baja, sus puños apretados de ambos lados.

Benjicot se remueve de su lugar, incomodo, sin embargo su expresión era decidida mientras se enfrentaba a la princesa.

–No podíamos, si mostramos debilidad, ellos la aprovecharían.–

–¿Que carajos estás diciendo? Ellos se rindieron, yo lo ví. Soltaron sus armas y se arrodillaron ante mi.– Sus dientes estaban apretados cuándo más hablaba, mirando a Lord Benjicot con ira.

A lo lejos, Vermithor dió un rugido gutural, sintiendo el descontento de su jinete.

Pero Lord Benjicot sólo la miro con ojos claros, sin un apice de arrepentimiento en su mirada.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 21, 2024 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Coronada de Secretos | Benjicot Blackwood Donde viven las historias. Descúbrelo ahora