09.

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La noche estrellada llegó a Rocadragón.

La mesa estaba servida, y con ella, toda la familia real comía mientras tenían una agradable charla.

Maelys, sentada junto a Helaena, reían de los chistes subidos de tono de Baela.

Jacaerys escuchaba las aventuras de Joffrey con suma atención, acotando de vez en cuándo mientras Rhaena asentía a los dichos del menor.

Rhaenys limpiaba un poco de el pure de zanahoria que estaba en la carita de Jaehaera, quién recientemente tuvo una fascinación por la Targaryen mayor, siguiéndola a todos lados.

Los pequeños Viserys y Aegon estaban rondando el lugar de Jaehaera, intentando que ella les preste atención.

Rhaenyra observa todo esto con una sonrisa afectuosa. Así se siente la unidad de una familia, el comfort.

La reina guarda este momento en su mente, sin saber cuándo podría repetirse.

Tal vez así se sintió su padre, en esa última cena, ese momento de paz momentáneo.

Rhaenyra se aseguraría de que esta paz quede por toda la eternidad, una vez que consiga hacerse con el trono.

Solo faltaba alguien, su persona preciada.

Extraña a Daemon, quién aún no a vuelto de Harrenhal, solo su esposo falta para completar este cuadro familiar.

La noche siguió, con risas y anécdotas compartidas, motivaciones y juegos.

Todo en perfecta armonía.

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Helaena veía el subir y bajar en el pecho de Jaehaera, su pequeña naríz exhalando aire.

Maelys les arrullaba, instando a dormir con su suave voz.

–Voy a extrañar esto, mucho.– Helaena hablo en un susurro, acurrucandose más en la cama.

–Sera momentáneo, unos poco meses hasta que consigamos poner a Rhaenyra en el trono.– Maelys acarició su mejilla, provocando más ensoñación.

–Me habría gustado verte casarte, serías una hermosa novia.– Maelys dejo de acariciarla por un segundo, pero luego retomó su labor. –No me olvides, por favor.–

–Nunca.– Juró.

Esto hizo que Helaena finalmente caiga en el sueño, con Maelys siguiéndola poco después.

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El sol apenas salía, los niños bostezan, el carruaje esta listo para partir.

Maelys odiaba las despedidas, más si eran del tipo inciertas.

Tenia a Jaehaera en sus brazos, disfrutando del calor de su sobrina, mientras la besaba y mimaba.

–Cuando vuelvas, te comprare todo lo que quieras.– Jaehaera también abrazaba a su tía, con sus bracitos rodeando su cuello.

–No quiero, quiero estar contigo.– La voz de Jaehaera estaba temblando. – Aquí.-

Maelys paso a Jaehaera a los brazos de su madre, quién también tenía una expresión triste.

–Tengo que hacer un lugar seguro para las tres.– Maelys acarició la mejilla de ambas. – Cuándo Rhaenyra se siente en el trono, ire a buscarlas enseguida.–

Helaena tenía otra vez esa mirada desconectada del mundo, Maelys acercó su frente a la de ella, haciendo que vuelva a la conciencia.

–Te escribiré, mandare cartas todos los días.– Maelys susurró.

Coronada de Secretos | Benjicot Blackwood Donde viven las historias. Descúbrelo ahora