I'M LOSING YOU 𝒇𝒕. trafalgar law ❪ op ❫ ✓

━━ chapter seven !

🄸'🄼 🄻🄾🅂🄸🄽🄶 🅈🄾🅄

↳ ❝ [ 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄 𝐃𝐎𝐒: 𝐋𝐚 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐢𝐝𝐚 ] ¡! ❞

🐚 capítulo siete; demasiado tarde .

¡ PARA DESBLOQUEAR EL
SIGUIENTE CAPÍTULO !
15 votos y 30 comentarios . . . ⛈️

Por primera vez en mucho tiempo, Law tenía el día libre y tú no. Sin embargo, cuando te despertaste temprano, tu marido estaba sentado en el salón con Bepo a sus pies, viendo las noticias matinales de tu ciudad.

━━ Buenos días, dormilona. ━━Te dijo, con una sonrisa cariñosa en los labios.

Tú también sonríes.━━ Buenos días, mi madrugador. ━━Le respondiste, acercándote al sofá e inclinándote para darle un casto beso en los labios, que él correspondió encantado.━━ ¿Por qué estás despierto tan temprano? Pensé que querrías dormir hasta tarde.

Law rió entre dientes.━━ Lo pensé, pero quería pasar el día con Bepo, los dos solos. A veces tengo miedo de que se olvide de mí porque estoy en el trabajo muy a menudo.

Te reíste.━━ ¡Aww, echas de menos a tu cachorro! ━━Bepo se revolcó en el suelo, dejando al descubierto su barriga, a la que te inclinaste con gusto para darle unas firmes palmaditas.

━━ Bueno, voy a meterme en la ducha y prepararme para ir a trabajar. ━━Declaraste, despeinando a Bepo entre las orejas y poniéndote de pie para ir al baño.

Te desnudaste y abriste el grifo cuando sentiste unos calambres muy fuertes en el bajo vientre. Sólo faltaban dos días para tu próximo control con la Dra. Robin, y ella te informó de que, en el caso de que tu embarazo progresara con normalidad, es habitual sentir ligeras molestias durante ciertas horas del día. Esperabas que así fuera. Demonios, rezabas para que así fuera.

Tu rutina matutina transcurrió sin incidentes y le diste un beso a Law antes de salir hacia tu coche y emprender el camino a tu oficina. Sin embargo, estabas un poco nerviosa. Les habías dicho a tus compañeros más cercanos y a tu jefe que estabas embarazada, pero te habías resistido a describir nada desde el anuncio original, y especialmente ahora después de la ecografía de la semana anterior. Querías a tus amigas, pero eran propensas a los cotilleos. Les habías jurado, muy severamente de hecho, que no querías, bajo ninguna circunstancia, que toda la oficina supiera de tu embarazo. Aún no sabías si habían cumplido su palabra, pero hasta ahora parecía que sí. Pero ahora, con la constante incertidumbre cerniéndose sobre tu cabeza como un nubarrón, redoblaste definitivamente tus ganas de no contárselo a nadie.