Ruy y Teresa 9: Reunión con Arsinoe II

32 12 142
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Ruy & Teresa 9

Reunión con Arsinoe II


Ubicación: Palacio Imperial de Rheintherra.


Mientras el resto del grupo debatía el plan para la expedición, Samantha y Ximena se reunieron en privado con Arsinoe. La emperatriz, flanqueada por cuatro praetorii, esperaba con una mirada severa y calculadora. El ambiente en la sala era tenso, cargado de sospechas y secretos aún no revelados.

Ximena, sin perder tiempo, increpó a Arsinoe sobre su supuesta participación en la guerra donde el imperio de Hisparia perdió el ducado de Gaerritraes. Arsinoe, con un destello de nostalgia en sus ojos, respondió con firmeza: —No tuve opción. En esos tiempos, era solo una heraldo como lo es ahora Teresa. El Imperator Félix Cyrus me nombró cronista de la legio enviada a apoyar a la duquesa de Gaerritraes.

Samantha, sin perder su porte regio, se presentó como la tercera hija del Rey Günevald. Sus palabras resonaron con una dignidad que hizo eco en las paredes de mármol. Los praetorii abrieron una caja de caoba incrustada con madreperla que Samantha les había entregado. Dentro, yacía un hacha magnífica. El mango, tallado en robusto roble, estaba inscrito con runas antiguas, y la hoja, forjada en hielo turquesa, refulgía con una poderosa aura psico-arcana. La imperatrix Arsinoe, sorprendida por tan magnífico presente, no pudo ocultar su asombro.

Samantha habló entonces del reino de donde venía, describió con pasión y urgencia la invasión de los Jottun que amenazaba sus tierras. —Solicito el apoyo de la alianza Griexo-Rheintherrita. Los enanos, nuestros aliados tradicionales, no han respondido a nuestras súplicas.

Arsinoe, meditando sobre las palabras de Samantha, sintió el peso de la responsabilidad y las decisiones que debía tomar. La sala se sumió en un silencio expectante.

Al final, Arsinoe respondió, su voz resonando con un tono de autoridad que no admitía réplica.

—Samantha Günevalddotr, debo consultar esto con mi amado Imperator. Haré lo posible por convencerlo, pero no esperes que de buenas a primeras envíe a la legio —afirmó Arsinoe, sin dejar de observar a la joven de Hiperbórea con sus ojos penetrantes. Luego, su mirada se volvió hacia Ximena, su expresión endureciéndose aún más.

—Escucha, sacerdotisa de los iluminados. No me arrepiento de lo que hice, pues mi vida estuvo en juego tanto como la de mis camaradas de la legio. Además, te diré que tuve una amiga, se llamaba Inanna. Al igual que tú, era una sacerdotisa, pero la herejía de tu iglesia la mató, igual que a mi amiga Jeanne, doncella de Neurdentria. Así que tu culto también me las debe —replicó mientras la señalaba de manera acusadora, su dedo temblando ligeramente de furia contenida—. Además, tú me recuerdas a alguien que conocí cuando llegué por primera vez al imperio Hisparita.

La TrovadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora