Ambos chicos se miraban fijamente, cada uno analizando a su oponente, el rubio se encontraba serio, en cambio el pelinegro se encontraba con una sonrisa confiada de poder vencer a su contrincante.
Ninguno movió un musculo esperando que el otro hiciera su movimiento para poder cotrarestarlo, eso era hasta que el pelinegro decidió hablar.
Sato: bueno enano, espero estés listo, nunca me hubiera imaginado a un chico de tu edad buscando peleas en las calles, hablo con burla, queriendo jugar un poco con la mente del rubio, incluso arrastre a tu maestro, eres un maldito bastardo.
Hiroki: .........., habrío un poco la boca en busca de responder las provocaciones de su oponente, sin embargo las palabras no salían, no encontró argumento alguno para responder.
Sato: te lo digo de antemano, si tu maestro tiene que ponerse de rodillas y rogar, ¡es gracias a ti y no ami!, esta vez, le miró directamente a los ojos, la seriedad desbordada en ese momento en busca de la duda de parte del rubio, quería presionarlo de cualquier manera dejando en claro su actitud rastrera y mentirosa.
El rubio no dijo nada, a pesar de su mirada apagada junto a la seriedad que mostraba delante del pelinegro, su mente estaba hecha un caos por las palabras dichas por este, había logrado su objetivo, coloco la semilla de la duda en su oponente.
Aun manteniendo la mirada del uno al otro, el pelinegro sonrió ya listo para hacer su movimiento.
Sato: ¡¡¡demuéstrame que tan bien puedes hacerlo bastardo!!!, se lanzo de frente preparado su puño listo para destrozar al rubio.
Sudo un poco por la malentedibles palabras de su oponente aun que no pudo pensar mucho en ello ya que tuvo que esquivar un izquierdaso seguido de un derechazo directo al rostro.
Debía admitirlo a pesar de que su oponente era un idiota arrogante, es desgraciadamente bueno en el combate.
Abrió un poco lo ojo al notar que el pelinegro salto directamente hacia el preparando su pierna para dar una patada directo a la cabeza.