La luz de la mañana entro por ventana provocando el lento despertar de cierta persona, al esta dar directamente hacia los ojos, molestandolo.
Una vez cometido su objetivo, la persona dio un bostezo, frotando uno de sus ojos, miró a su al rededor dándose cuenta que se encontraba en un cuarto de hospital.
En ese momento un intenso dolor recorrió su cuerpo, notando su brazo completamente enyesado, como tocando el collarín, gasas y vendas qué se encontraban en el área superior.
Se encontró confundido por ello, hasta que los recuerdos de la pelea golpearon con fuerza, al contrario de lo que uno pensaría, no se molesto en hacer un berrinche.
Solo se relajo, reflexiono sobre lo acontecido esa noche, ciertamente fue estúpido, no creyó que ese chico sería tan fuerte, pudo sentirlo, como sus puños eran tan duros, como pesados.
Maldita sea podía jurar que esa fuerza era inhumana, pero no le sorprendió tanto, el era parecido a él en ese aspecto, así que lo dejo de lado para relajarse un poco.
Pasadas unas cuantas hora decidió levantase, era raro ya que creyó que no podría moverse del todo a causa de sus heridas.
Sin más decidió caminar y dar un pequeño recorrido por el hospital, pensando en su siguiente movimiento.
Quería hacer sufrir a aquel chico rubio que lo había dejado en el estado que se encuentra ahora.
Pero atacarlos directamente seria un error, su semblente cambió a uno más ligeramente molesto, esto estaba siendo más complicado para el.
Hasta que recordó a sus seres queridos, una pequeña sonrisa se formó, remplazando por completo su semblante anterior, lentamente comenzando a tejer un plan.
Miro al frente con total confía y amabilidad, disimulando perfectamente sus verdaderas intenciones.
Dando la apariencia de un chico "dulce", camuflado su verdadero ser, algo bastante perturbador para aquellos que conocían su verdadero ser.
Su pensamientos fueron interrumpido cuando su atencion se desvio a una bella joven rubia que el conocía perfectamente.
Misma chica la cual lo saluda mientra con la otra mano le mostraba una bolsa de comida, su rostro adornado con una gran sonrisa, al parecer feliz de verlo.
Desde ese momento se puede observar, como ambos comian en una de las bancas ubicadas en el jardin de dicho lugar, conversando activamente.
Seguramente de que ella se acercó para darle un beso en la mejilla buscando demostrando su gran cariño.
Este lo recibió con una sonrisa disfrutando del delicado tacto que solo ella podía ofrecerle.
Acurrucandose el uno al otro, siendo que su relación era más que amigos, paso el tiempo, y eiji fue mandado a llamar por el doctor.