Capítulo 1: Reencuentro en Monteverde

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El sol se filtraba entre las copas de los árboles, pintando el sendero de Monteverde con destellos dorados. Solange Morlet caminaba con paso ligero, llevando de la mano a su hija Luna, una niña de seis años con cabello oscuro y ojos curiosos que observaban maravillados todo lo que las rodeaba. Monteverde era un pueblo pequeño y pintoresco, rodeado de densos bosques que parecían esconder secretos entre sus sombras.

Solange había llegado a Monteverde buscando un refugio, un lugar donde comenzar de nuevo después de los eventos desafortunados que habían sacudido su vida en la gran ciudad. Una madre soltera a los veintisiete años, había dejado atrás relaciones rotas y sueños truncados en busca de paz y estabilidad para Luna.

Mientras caminaban por la calle principal, Solange saludaba a los vecinos que conocía desde su llegada, intercambiando sonrisas y pequeñas charlas que hacían sentir a Monteverde como un hogar acogedor. Sin embargo, detrás de esa tranquilidad aparente, sabía que el pasado tenía formas de resurgir cuando menos lo esperabas.

Sus pensamientos se detuvieron bruscamente al ver una figura conocida parada frente a la panadería local. Un hombre alto, con una mirada intensa y el cabello ahora salpicado de canas, miraba hacia el pueblo con una expresión que Solange no había visto en años.

—Luna, cariño, ¿por qué no te adelantas un poco? Mamá tiene que hablar con alguien —dijo Solange con voz temblorosa, tratando de ocultar la sorpresa que la invadía.

Luna asintió y siguió corriendo hacia la tienda de dulces que tanto le gustaba, dejando a Solange sola frente al hombre que una vez había sido su amigo.

—Lucas... —susurró Solange, sin poder evitar sentir un nudo en la garganta al pronunciar su nombre después de tanto tiempo.

Lucas Wesker giró lentamente hacia ella, y por un momento, sus ojos se encontraron en un silencio cargado de emociones no expresadas. Solange recordó los días en que Lucas y ella compartían conversaciones, risas y confidencias bajo el sol de verano. Habían sido amigos en el pasado.

—Solange —respondió Lucas con voz grave, sus ojos celestes buscando los de ella como si quisiera encontrar respuestas en su mirada.

—No esperaba encontrarte aquí —musitó Solange, luchando por mantener la compostura mientras las memorias se agolpaban en su mente como un torrente.

—Yo... tampoco esperaba verte —admitió Lucas después de un breve momento de silencio incómodo.

El aire entre ellos estaba cargado de tensiones no resueltas, de preguntas sin respuesta que habían quedado suspendidas en el tiempo desde que sus caminos se separaron abruptamente años atrás. Solange recordaba vívidamente el día en que todo cambió entre ellos, cuando Lucas, el hombre optimista que conocía, comenzó a oscurecerse bajo la sombra de secretos y decisiones cuestionables.

—¿Cómo has estado? —preguntó Solange finalmente, deseando romper el hielo que se había formado entre ellos.

Lucas suspiró, sus hombros parecían más pesados de lo que recordaba.

—He estado... bien. Monteverde es un buen lugar para desaparecer —respondió él con un deje de resignación en su voz.

Solange notó la amargura en sus palabras, una amargura que no estaba allí antes. Se preguntó qué había sucedido en la vida de Lucas para transformarlo de esa manera, qué oscuros secretos lo habían llevado por ese camino.

—Yo también pensé lo mismo cuando llegué aquí —confesó Solange, recordando cómo había dejado atrás todo en busca de una nueva vida para ella y Luna.

Un silencio incómodo descendió entre ellos una vez más, lleno de palabras no dichas y emociones enterradas bajo capas de tiempo y distancia. Lucas parecía distante, como si estuviera luchando contra demonios internos que se negaban a ser domesticados.

—Lucas, ¿qué pasó entre nosotros? —preguntó Solange finalmente, la pregunta que había estado atormentándola desde que llegó a Monteverde.

Lucas la miró fijamente, sus ojos buscando los de ella como si tratara de decidir si debía confiarle la verdad que había estado ocultando tanto tiempo.

—Es complicado, Sol. No quiero que te veas involucrada en todo esto —respondió él en voz baja, su mirada evitando la de ella.

—¿Qué es lo que tanto te atormenta, Lucas? —insistió Solange, sintiendo que estaba cerca de descubrir la verdad detrás de la transformación de su amigo de toda la vida.

Antes de que Lucas pudiera responder, Luna corrió de regreso hacia ellos, sosteniendo una bolsa de dulces con una sonrisa radiante en su rostro.

—¡Mamá, mira lo que compré! —exclamó Luna, interrumpiendo el momento tenso entre Solange y Lucas.

Solange miró a su hija con ternura, agradecida por su inocencia y la distracción oportuna que había traído consigo.

—Eso es genial, cariño. Ahora vamos a casa, ¿de acuerdo? —dijo Solange, dirigiendo una mirada rápida a Lucas antes de tomar la mano de Luna y comenzar a caminar hacia su hogar.

Lucas los observó alejarse, sintiendo un peso aún mayor en su corazón mientras las sombras del pasado lo perseguían una vez más. Sabía que tarde o temprano tendría que enfrentar la verdad, aunque temía las consecuencias de hacerlo.

Mientras Solange y Luna se perdían de vista, Monteverde parecía envuelto en un silencio inquietante, como si los árboles y las sombras que los rodeaban guardaran secretos que se resistían a revelar.

Las sombras de Monteverde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora