Capitulo 4: La verdad oculta

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El atardecer teñía el cielo de Monteverde con tonos anaranjados y rosados cuando Solange y Lucas se encontraron una vez más en el parque. El viento soplaba suavemente, moviendo las hojas de los árboles y creando una atmósfera de calma que contrastaba con la tensión palpable entre ellos.

Lucas permanecía en silencio, sus ojos fijos en el suelo mientras Solange esperaba pacientemente a que hablara. La verdad, por mucho que doliera, era necesaria para seguir adelante.

—Lucas, necesito saber la verdad —dijo Solange finalmente, su voz firme pero suave.

Lucas asintió lentamente, como si aceptara que no había más tiempo para evasiones. Se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en sus rodillas y entrelazando las manos frente a él.

—Después de que nos alejamos, Sol, me involucré en cosas que nunca debería haber hecho —comenzó Lucas, su voz apenas un susurro. Miró a Solange, sus ojos llenos de remordimiento—. Cometí errores que no solo me afectaron a mí, sino también a otras personas. Me dejé llevar por la desesperación y la rabia, y terminé tomando decisiones que me alejaron de todo lo que alguna vez fue importante para mí.

Solange escuchaba en silencio, tratando de procesar las palabras de Lucas. Era evidente que había sufrido mucho desde su separación, pero necesitaba más detalles para comprender completamente lo que había sucedido.

—Lucas, ¿qué tipo de decisiones? —preguntó Solange, su voz suave pero insistente—. Necesito entender para poder ayudarte, si es que puedo.

Lucas respiró hondo, como si estuviera preparándose para una confesión difícil.

—Me involucré en negocios turbios, Sol. Cosas ilegales que pensé que me darían el control y la satisfacción que sentía que había perdido —admitió Lucas, su voz quebrándose ligeramente—. Pero todo lo que lograron fue arruinar mi vida y la de aquellos que me rodeaban. Perjudiqué a personas inocentes, hice cosas que todavía me atormentan.

Solange sintió un nudo en el estómago mientras escuchaba la confesión de Lucas. No podía imaginar al hombre que era y lleno de vida que conocía tomando decisiones tan oscuras. Pero al mismo tiempo, podía ver el dolor y el arrepentimiento en sus ojos, y supo que estaba siendo sincero.

—Lucas, ¿hay algo que pueda hacer para ayudarte? —preguntó Solange, su voz llena de compasión—. No quiero que sigas cargando con esto solo.

Lucas la miró con gratitud, pero también con tristeza.

—No puedes cambiar el pasado, Sol. Nadie puede —dijo él suavemente—. Pero tu apoyo significa más de lo que puedes imaginar. No espero que me perdones, pero agradezco que estés aquí para escucharme.

Solange asintió, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. No podía cambiar lo que había sucedido, pero podía estar allí para Lucas ahora, ofreciéndole la comprensión y el apoyo que tanto necesitaba.

—Siempre estaré aquí, Lucas —dijo Solange, su voz firme—. No importa lo que hayas hecho, siempre serás mi amigo.

Lucas asintió, sus ojos brillando con una mezcla de gratitud y lágrimas no derramadas.

—Gracias, Sol. Significa mucho para mí —respondió él, su voz quebrándose ligeramente.

Los dos permanecieron en silencio por un momento, dejando que las palabras y las emociones se asentaran entre ellos. Finalmente, Lucas se levantó del banco y miró a Solange con determinación.

—Hay algo más que necesito decirte, Sol —dijo él, su voz firme—. No puedo seguir adelante sin enfrentar completamente lo que he hecho. Necesito enmendar mis errores, aunque eso signifique enfrentar consecuencias.

Las sombras de Monteverde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora