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Llevo a Raquel al cementerio donde está enterrada Zoi. Nunca había visitado su tumba; la primera vez que vine a visitarla no pude mirar su tumba. Me dio un ataque de asma y rápidamente mamá me sacó de ahí. Desde entonces no he tenido el valor de regresar, pero ahora es diferente. Tengo que evitar que Raquel piense en la muerte; no quiero perder a más personas por culpa del bullying.
Zoi García, 16 años.
— Hola Zoi, perdón por no visitarte antes, lo siento mucho hermanita. Se me hacía muy difícil verte aquí, te extraño tanto, no te imaginas cuánto. Pero ahora, ahora estoy tratando de ser fuerte; no te pude proteger y lo siento tanto, Zoi. Perdón, no dejaré que nadie a mi alrededor vuelva a pasar por lo que pasaste, te lo prometo, hermanita. — digo entre lágrimas, estoy arrodillada frente a la tumba de Zoi. Raquel está parada detrás de mí, quizás no entienda lo que está pasando, pero le explicaré.
Me levanto con algo de dificultad y Raquel me sostiene. Seco mis lágrimas con las mangas de mi suéter y lamo mis labios antes de hablar.
— Es mi hermana, murió a los 16 años, ella se suicidó, todo por causa del maldito bullying.
— Lo siento mucho, Zoe.
— Tranquila, pero quiero que sepas algo, Raquel. No pienses en el suicidio, no es la mejor opción. No sabes a cuántas personas puedes lastimar con tu muerte. Hay muchas más personas que te aman que las que te odian. Tú solo preocúpate por las personas que te aman e ignora a las que te odian. No soy la mejor persona para decirte todas estas cosas, ya que he pasado por una situación como la tuya, pero eso se acabó. Uno no se puede aferrar al dolor, solo sufrirás más. Solo prométeme que no pensarás más en el suicidio, por favor, Raquel. — Le digo todas esas cosas mientras Raquel me abraza muy fuerte.
— Gracias, Zoe. No sabía que habías pasado por cosas como estas.
La vida es difícil, Raquel, y debemos ser fuertes para poder sobrevivir, y sé que eres fuerte.
Después de que Raquel está más calmada, ella se dirige hacia la salida del cementerio; yo me quedo a solas en la tumba de Zoi.
Zoi, te prometo que te visitaré más a menudo. No estarás sola, siempre tendrás mi compañía. Vendré y te daré buenas noticias, como por ejemplo que ya regresé a la preparatoria y también superé mi miedo a hablar. Solo me falta superar uno más, el más difícil, y creo que ese será imposible. Lo siento. Si estuvieras aquí, sería tan feliz; tanto, me haces mucha falta, hermanita. Después de pasar un rato ahí hablando con Zoi, me levanto y me dirijo hacia la salida donde está Raquel esperándome.
Raquel ve mi rostro enrojecido y me abraza de inmediato.
También eres muy fuerte, Zoe.
—Pide lo que quieras—, me dice Raquel. Después de salir del cementerio, fuimos a una pequeña cafetería para poder calmarnos un poco.
— No, yo no quiero nada — le digo con algo de vergüenza, no quiero que me compre nada.
— Dame dos chocolates calientes y dos paquetes de galletas dulces — le dice Raquel a la camarera. — ¿De seguro escuchaste cuando las chicas me dijeron drogadicta, verdad? — me pregunta Raquel; yo asiento.
— Lo siento, Raque.
— No lo sientas, es la verdad, era una maldita drogadicta. Mis padres nunca están en casa por trabajo, nunca me prestan atención, entonces me siento muy sola. Mi única escapatoria eran las drogas; era de la única manera que me sentía relajada. Sofía vive en el mismo vecindario que yo; ella me vio comprar droga, y desde entonces me molesta con eso. A mí me gusta Iván y también a él le gusto, pero Sofía lo impidió, ya que a una de sus amigas le gusta Iván.
— Siento mucho por lo que has pasado, Raque. Pero, ¿la droga?
— Tranquila, Zoe. Ya no me he drogado más. Desde que conocí a Vicky, ella me ha ayudado mucho. Cada miércoles, ella me acompaña al psiquiatra y, gracias a eso, he dejado las drogas.
— Me alegra mucho escuchar eso, Raque.— Gracias, Zoe. Ahora me siento avergonzada. Tienes una amiga que asiste al psiquiatra.
— En serio, no debes sentirte avergonzada. También asisto al psiquiatra. Después de la muerte de Zoi, pasé momentos difíciles; dejé de hablar hasta tan solo hace unos días. Y antes de eso, yo tocaba el piano y eso sí no lo he superado aún. No puedo tocar el piano.
— Eres fuerte, Zoe. Lo superarás.
☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆
Nota de la autora: Hola mijamoreiisss , ¿qué creen de este capítulo? Déjenmelo saber en los comentarios.
El bullying puede ser algo horrible, pero no nos podemos hacer daño a nosotros mismos; hay que ser fuertes y buscar ayuda. Si no podemos solucionar los problemas nosotros mismos, es bueno hablar con alguien. Espero que esta novela les ayude en algo. Que sepan que no están solos; siempre hay más personas que los quieren que las que los odian.
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El Silencio De Zoe
Teen FictionSoy Zoe García, la chica qué dejó de confiar en las personas, la chica que sufre en silencio. Mi vida fue un completo caos. Y al cumplir mis 18 años fuí abandonado por el hombre qué decía que me quería: mi padre, y mi hermana Zoi de 16 años, se s...