𝐇𝐀𝐒𝐓𝐀 𝐄𝐋 𝐔𝐋𝐓𝐈𝐌𝐎 𝐂𝐔𝐀𝐃𝐑𝐎 - Sᴀᴛᴏʀᴜ Gᴏᴊᴏ

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Ahí estaba Tn, sentada en un banco frente a un lienzo, pintando con el mismo semblante aburrido que tenia siempre, sus manos se movían de manera mecánica mientras una suave música llenaba la habitación desde una pequeña bocina que tenia su lado. 

La melodía aunque era agradable, no lograba despertar en ella ninguna emoción real, estaba atrapada en su misma rutina artística de siempre que no lograba satisfacerla en ningún aspecto.

Le estaba dando una calada a su cigarro cuando de repente alguien llamó a la puerta y sin apartar la vista del lienzo gritó...

—¡Adelante!—

La puerta se abrió lentamente y entró Nanami, su mayordomo, era un hombre rubio de semblante serio y cansado, pero nunca dejaba la formalidad de lado...

—Señorita, tiene una visita—

—Déjalo pasar— respondió Tn, aún sin dejar de pintar

Nanami se retiró dando una reverencia, a los pocos segundos entro un chico pelinegro, Tn no se molestó en mirarlo, ella seguía concentrada en su obra. El chico avanzó por la habitación, frunciendo el ceño y mirando a su alrededor.

—Apesta a cigarro— dijo el, arrugando la nariz

—También me da gusto verte Suguru— expreso la chica con sarcasmo

—Tn, me llamaste en medio de mucho trabajo ¿Qué sucede?— preguntó Suguru, cruzando los brazos

Tn dejó el pincel a un lado y se levantó del banco caminando hacia un rincón donde tenía varios cuadros recargados. Los colocó uno por uno frente a Suguru en diferentes caballetes, mostrando tres pinturas: un frutero, un árbol con un columpio, y un paisaje lluvioso.

—¿Qué opinas?— le preguntó Tn, observándolo expectante

Su amigo estudió las pinturas detenidamente, eran técnicamente impecables y muy hermosas, pero... sin vida.

—Son hermosas— dijo finalmente —pero... ¿por qué pintaste esto?—

—Eso fue lo que dijiste la última vez— respondió Tn, defendiéndose

—Entonces... ¿lo pintaste porque yo te lo dije?— pregunto Suguru, mirándola fijamente

Tn no respondió, Suguru se acercó a ella tomándola por los hombros y la guio frente a las pinturas.

—Dime... ¿Qué sientes al verlas?— le preguntó

Tn miro sus propias pinturas, se quedó pensando unos minutos antes de responder...

—Pues...nada, solo veo una pintura y ya—

Suguru la miro uno segundos y después soltó un suspiró, al parecer decepcionado.

—¿Que? ¿Cuál es el problema?— pregunto al ver la reacción de su amigo

—El problema... es que tus obras carecen de sentimiento, una pintura no solo es una pintura... debe transmitir significado, debe hacer que aquel que la vea cree una toda historia en su mente, que imagine lo que hay detrás de ella—

—Es solo una pintura Suguru, deja de decir esas ridiculeces— respondió Tn, con aburrimiento en su voz —¡Son perfectas! solo míralas— señalo sus pinturas

—Pero no las pintaste porque era algo que te transmitiera algo, las hiciste porque yo lo dije— dijo Suguru —Necesitas encontrar una fuente de inspiración, algo que te haga sentir y que puedas transmitir a través de tu arte... eso Tn, eso es una pintura perfecta—

—... Está bien— respondió Tn, sin entusiasmo —Pero... ¿me prometes que algún día veré uno de mis cuadros en tu galería?—

—Tal vez... solo esfuérzate mas— dijo mientras se dirigía a la puerta

Suguru, su mejor amigo de prácticamente toda la vida, era un famoso crítico de arte y dueño de varias galerías exitosas alrededor del mundo, era conocido por su capacidad de elegir el "arte perfecto". La gente lo admiraba por su don para escoger las mejores obras, y como no, si tenia lo mejor de lo mejor en cada una de sus galerías.

Después de que el pelinegro se fuera, Tn soltó un suspiró y miró los tres cuadros. Con un gesto de frustración, los pateó, dejándolos regados por la habitación...

—De nuevo— murmuró, tomando un lienzo blanco y colocándolo en el caballete, agarró una brocha y comenzó una nueva "obra de arte"

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