Tn, una pintora en búsqueda de reconocimiento, lucha por encontrar sentimientos en sus obras, las cuales no logran conmover ni a ella ni a los demás. Su vida cambia cuando conoce a Satoru, un crítico de arte que despierta su creatividad y su corazón...
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Tn recorría los majestuosos pasillos de una de las exclusivas galerías de arte de Suguru. En cada pasillo, admiradores del arte admiraban las diversas obras expuestas, desde imponentes esculturas hasta cautivadoras fotografías, pero a ella no le interesaban esas cosas, ella solo estaba enfocadas en los cuadros que mostraban las diferentes pinturas seleccionadas por su amigo.
Detuvo sus pasos frente a una obra en particular, era un jarrón destrozado en el suelo, rodeado de rosas marchitas y otras en pleno esplendor. Tn la observó detenidamente, preguntándose así misma...
'¿Qué mierda me puede hacer sentir un puto jarrón?'
No entendía la fascinación de Suguru por este tipo de obras y "los sentimientos que transmiten", pero por otro lado tampoco lograba entenderse a sí misma, ni ella sabia lo que quería o lo que deseaba pintar.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando de repente, se sobresalto al escuchar una voz a su lado, volteo inmediatamente viendo que era un chico, el al igual que ella veía la misma pintura, pero empezó a describirla con mucha profundidad que termino sorprendiéndola, termino creando una historia a los oídos de Tn quien tenia puesta toda su atención en el.
Además, llamaba mucho la atención por lo atractivo que era: albino, muy alto, sus pestañas largas igual eran albinas y sus ojos eran lo que mas llamo la atención de ella, eran de un hermoso color azul como el cielo, juraba que brillaban, simplemente eran preciosos.
Tn estaba tan absorta en sus pensamientos que no se dio cuenta de que aquel chico le estaba hablando hasta que él se rio suavemente haciéndola reaccionar...
—Perdona, creo que estabas distraída— rio suavemente el joven, revelando una sonrisa encantadora
—Ah, sí, lo siento— respondió Tn, sacudiendo un poco la cabeza para enfocarse
—Soy Satoru Gojo, un gusto— se presentó él, extendiendo la mano con gracia
Tn, un poco desconcertada pero intrigada termino estrechando su mano...
—Soy Tn— se presento así misma
—¿Vienes aquí seguido?... o ¿es tu primera vez?— pregunto el albino
—Eh no, ya había venido varias veces... ¿y tu?— levanto la cabeza para mirarlo ya que de verdad era alto
—Me gusta explorar el arte de otros, por lo que vengo muy seguido aquí— la chica solo asintió sin saber que mas decir —Encuentro relajante y fascinante descubrir qué se esconde detrás de cada obra—
Tn notó de inmediato la conexión entre Satoru y el arte, algo que compartía con su amigo Suguru, 'Al parecer otro critico en arte' pensó ella...
—¿Y qué te parece este cuadro?— preguntó Satoru, señalando la pintura del jarrón roto
Tn volvió a mirar por unos segundos el cuadro con atención...
—Es solo un jarrón roto, además... mis pinturas están mejores hechas— respondió de manera aburrida mientras metía sus manos en las bolsas de su abrigo, al parecer la respuesta sorprendió a Satoru
—¿Tú pintas? no lo sabía ¿Hay alguna obra tuya en esta galería?— preguntó con genuina curiosidad, Tn solo soltó una risa suave
—Pronto habrá muchas de mis obras aquí—
—¿Tienes un estudio de arte?— preguntó Satoru, interesado en conocer más
—Mm sí, está en mi casa, bueno... en mi habitación para ser exactos, no suelo salir mucho de allí ya que me la paso pintando— confesó Tn, Satoru parecía aun mas intrigado y emocionado
—Me encantaría visitar tu estudio y ver tus obras ¿Podrías... darme tu número?— solicitó Satoru, extendiendo su celular hacia Tn
Tn, se sorprendió 'Así de la nada' pensó ella, algo confundida anotó su número y dirección en el teléfono de Satoru, de cierta forma el chico le causaba mucha intriga...
—Toma— dijo Tn, devolviendo el celular
—Gracias, se que es raro pedirte tu numero y dirección de la nada, pero de verdad estoy muy interesado en ver tus obras de arte— dijo algo apenado
—En no, no te preocupes, de verdad aprecio eso—
—Bien, entonces estamos en contacto— respondió Satoru, asintiendo con una sonrisa luminosa
Se despidieron con cortesía y el chico albino se fue alejando, dejando a Tn ahí parada observándolo y preguntándose a si misma el cómo alguien podía ser tan hermoso; de alguna manera, Satoru parecía un ser casi celestial, un ángel entre las sombras de aquella galería de arte.
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