Capitulo 9

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—¿Adónde fuiste ayer?

Daenerys alzó la vista para mirar a Cersei.

—Tenían noticias para mí.

—Debieron ser muy importantes si te fuiste sin consumar el matrimonio.

—Lo eran —aceptó Daenerys, acercándose a Cersei para ayudarla con su vestido—. De hecho, quería hablar contigo sobre eso.

—¿Ya me darás labores de reina?

—Por algo nos casamos, ¿no? —se rió Daenerys, quedándose detrás de Cersei y encontrando su mirada a través del espejo con una leve sonrisa.

Cersei se dio cuenta de que los ojos de Daenerys parecían más amables cuando la miraba. ¿Realmente el matrimonio le daba un cambio de actitud o era por las noticias que tenía?

—Supongo que sí —reconoció Cersei, girándose para quedar frente a Daenerys. La Targaryen tuvo que alzar ligeramente la vista para mantener su mirada en los ojos de Cersei y, por algún motivo, la diferencia de altura hizo que Cersei fuera muy consciente de la diferencia de edad—. ¿Qué noticias tienes? —preguntó, en lugar de pensar más sobre la niña literal que tenía enfrente.

—Me llegó esta carta —respondió, sacando un papel de uno de sus bolsillos y entregándoselo a Cersei—. Tenía el sello de tu casa.

La Lannister frunció el ceño mientras leía el contenido y luego miró a Daenerys, quien estaba bastante tranquila para lo que contenía la carta.

—¿No estás preocupada?

—¿Debería? —preguntó Daenerys, alejándose de Cersei para servirse una copa de vino—. La carta dice cosas que ya sabía; me sorprende más que haya sido mandada por tus parientes —dijo mientras se sentaba en uno de los sillones y tomaba un trago de vino—. Sí esperaba que se unieran a nosotros por ti, pero no esperaba que fuera tan pronto y con una carta detallada sobre los movimientos de Robert para las siguientes dos lunas, al menos.

—Quieren una alianza —destacó Cersei, moviendo la carta como para enfatizar la importancia.

—Y yo quiero matar a Robert; no podemos tenerlo todo.

Cersei comenzó a inquietarse y a moverse de un lado a otro en la habitación.

—Si mi familia hizo este movimiento, entonces Robert podría desquitarse con mis hijos —exclamó Cersei, su rostro arrugado en preocupación. Se acercó rápidamente a Daenerys y se arrodilló frente a ella, pareciendo a punto de rogar—. Tenemos que salvarlos... por favor, tienes que salvarlos.

—¿Crees que tus parientes habrían abandonado a tus hijos en Desembarco del Rey? —cuestionó Daenerys consternada. Dejó su copa de vino en la mesita al lado de ella y extendió la mano, haciendo que Cersei se levantara y se sentara a su lado.

—Tal vez no por voluntad, pero mis hijos tienen el apellido de Robert y su sangre. Él no los dejaría ir con facilidad —respondió Cersei cubriéndose el rostro. Daenerys la miró, esperando que continuara—. ¿Qué harás?

—Mi consejo se reunirá para discutir el contenido de la carta y nuestros movimientos —respondió Daenerys después de un rato—. ¿Quieres estar ahí?

Cersei la miró rápidamente.

—¿Puedo?

—Eres mi esposa, la reina de mi gente. Es tu derecho —aclaró la Targaryen—. Podrás presentar tus puntos en el consejo y tomaré en cuenta tus palabras si crees que debemos confiar en tus parientes.

—¿A qué hora se reunirán?

Daenerys se encogió de hombros.

—Cuando yo quiera —respondió—. Podría ser ahora si tú quieres.

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