Capítulo 5

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No podía dejar de sentirme impresionada por todo lo que estaba viendo en este lugar, era realmente asombroso. Hancock me presentaba a algunas de las chicas que enseguida me dieron un par de obsequios de bienvenida. Incluso ropa. Bueno, ya no tendré que usar la de Ikkaku.

—He sabido de este lugar y de lo poderosas que son, pero jamás creí venir alguna vez —mencioné—. Me alegra de cierto modo. Poder comprobarlo por mí misma es otra experiencia.

—Eres muy amable _________ —comenta Marguerite haciéndome sonreír levemente.

—Podemos enseñarte como manejamos nuestra energía para que tú también lo hagas —le sigue Aphelandra.

—Me gustaría, por favor... —pedí uniendo las manos suplicante y emocionada.

—¡Pues vamos! —Marguerite me toma por las manos y jala de mí para llevarme al lugar de entrenamiento de las Kujas.

Primero hicieron una demostración de lo que podían hacer y fue realmente genial. No sabía que podían hacer que las flechas fueran más fuertes y potenciadas como para hacer un hueco en una pared de piedra.

No podía esperar más, quería volverme más fuerte. Entrenando era el único modo en el que la marca en mi espalda dejaba de quemar, me hacía olvidarme de todo y solo concentrarme en mi propia fuerza que quería aumentar. Eso fue lo que hice por los siguientes días mientras Luffy se recuperaba, claro que no estuve todo el tiempo aquí, de vez en cuando iba a ver qué tal estaba y qué hacían los demás, pero eran solo unos minutos antes de irme nuevamente a entrenar o a hablar con Hancock...

Hablar con alguien que te entiende es un alivio, ella y yo parecíamos mejor luego de hablar solamente nosotras. Me ha dicho tantas cosas que me servirían para el entrenamiento o para dejar atrás todo ese sufrimiento. Hablar sobre lo que nos pasó a ambas es doloroso pero reconfortante. Incluso sentía un peso menos sobre mis hombros gracias a eso. Y ella podía aliviarse por saber que Luffy estaría mejor.

—Esos idiotas se creen que pueden tratarnos de inferiores pero no es así, algún día les demostraremos lo contrario y nadie más volverá a intentar pasarnos por encima —menciona ella con firmeza.

—Espero que ese día sea pronto. Me encantaría poder vengarme por lo que pasó, pero sé que aún no estoy a la altura. Solo por ahora, pronto lo estaré —cerré la mano en un puño con decisión. Hancock sonríe aprobando mi determinación—. Solo una pregunta... ¿Por qué estamos llevando tanta comida?

La cantidad de comida que estaba tras nosotras en otro vagón es impresionante y algo irreal, pues es demasiada. Hancock sujeta su rostro con ambas manos y sonríe apenada.

—Es que estoy segura de que Luffy querrá comer, y conociendo cuánto come, me preocupa no llevar lo suficiente, ¿deberíamos volver a por más?

Su pregunta me sorprende, miré de nuevo el carruaje en el que iba la comida y pensé... ¿eso realmente es poco? ¡Si puede alimentar a todo un pueblo con esa cantidad!

Me di cuenta de que estábamos llegando al lugar en el que nos esperaban los chicos. Los carruajes se detienen y nosotras bajamos para acercarnos a ellos.

—¡¿Rayleigh?! ¡Pero si es Rayleigh! —exclama la abuela Nyon al ver a un viejo al que igualmente reconocí. Es increíble que esté aquí... la última vez que lo vi estaba en la celda de la subasta.

—¡Gloriosa! ¡Cuánto tiempo sin verte! —Rayleigh voltea a verme—. Eres la joven de la subasta... Me alegra que no hayas recibido tal castigo de nuevo.

Su comentario me sorprende aún más, eso significaba que sabía quién se supone me había comprado, y lo que me había pasado antes de eso, pero miré a Boa Hancock quien estaba más emocionada por ver a Luffy que por ver a Rayleigh.

HORIZONTES DE ESPERANZA || Trafalgar Law y Tú ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora