19 de Septiembre.
Sabía que tendría que ser paciente, pero esa extraña tranquilidad lo tenía molesto e irritado, Koji no respondía sus mensajes menos sus llamadas.
Solo gruño mientras revisaba los carros de bomberos y las ambulancias y carros de rescate que estaban a su cargo.
—¿Qué sucede? Aún no responde— Hablaba Katashi mientras se acercaba.
—No, no lo hace— Respondió entregándole el inventario de todo lo que había revisado— ¿Cuánto más debo esperar?
—Lo mismo que tú hiciste esperar a mi sobrino incluso un poco más— Contesto recibiendo las hojas escritas por Marcus— Hoy irá a cenar en mi hogar, si quieres puedes venir, nunca lo felicite por sus cumpleaños y con Paris estamos agradecidos de que nos allá cuidado, lleva un regalo, creo que hoy ya hice mi buena obra del día.
Sonreía, tenía tiempo suficiente para encontrar algo para Koji.
Mensaje de Marcus: ¿¿¿Hoy podríamos vernos???
Esperaba, mientras trabaja en su oficina mirando a qué hora se dignaría Koji en conectar el mensaje, bueno, tuvo que esperar más de lo que deseaba.
Mensaje de Koji: Imposible, tengo otras cosas que hacer.
Koji fumaba en el balcón de su dormitorio mientras leía los mensajes que empezaban a llegar.
Mensaje de Marcus: Deseo besarte.
Mensaje de Koji: ¿¿¿Me coqueteas???
Mensaje de Marcus: ¿¿¿No deseas que te bese???
Mensaje de Koji: No te mereces mis labios.
Dejaba salir de su boca el hilo de humo mientras sonreía, mientras su cola se balanceaba de un lado a otro.
Mensaje de Marcus: Eres mío, tus labios también me pertenecen.
Mensaje de Koji: No es suficiente para mí, ni para mis labios, adiós.
Podía escuchar como su teléfono sonaba constantemente en su bolsillo mientras su padre lo miraba desde el salón.
—Solo contesta o empezará a llamarme— Y volvió a clavar su mirada en su computadora— Estoy lleno de trabajo atrasado y no tengo tiempo de estar entremedio de lo que sea que les esté pasando a los dos— Pero su teléfono empezaba a sonar y se podía leer claramente el nombre de Marcus— Contesta Koji, Por el amor al reino— Le estiraba su teléfono.
—¿Qué quieres? — Hablaba mientras se encerraba en su habitación saliendo otra vez al balcón donde los rayos del sol lo calentaban.
—Yo quiero hacerte muchas cosas malas— En su oficina, donde nadie lo podía oír, le hablaba.
—Imposible mi lobo ya no te quiere adiosss— Y corto la llamada caminando donde su padre trabajaba.
Era verdad, su lobo no estaba feliz de haber sido marcado, mucho menos de ser el sumiso, estaba esa molestia en medio de su pecho que le impedía acercarse libremente a Marcus y aún faltaba tanto de que hablar, y no quería hablar, tenía miedo de escuchar las respuestas que podía obtener.
—No quiero hablar con Marcus y lamento distraerte mientras trabajas— Le entregaba el teléfono.
—Si quieres, puedes ayudarme llenado esos informes, ¿A qué hora deben estar en la casa de Katashi?— Preguntaba sin dejar de teclear en su computadora.
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Marcus y Koji
FantasyPara las personas a las qué le gustas las historias de fantasía románticas y llorar pero con un final feliz Este es el cuarto libro de la saga