Cuadernal

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Unas pequeñas gotas recorren el cristal de la ventanilla, mientras mis dedos me piden piedad por la forma en los he doblado todo el camino de regreso a casa.

Está noche no se que me pasa tal vez solo estoy cansada, o probablemente pronto me lleguen los días del mes que las mujeres amamos y detestamos a partes iguales, los amamos porque son señal de que no hay embarazo en caso de tener una vida activa y todo sigue tan normal como siempre, y los odiamos porque a nadie le gusta estarse desangrando y tener que andar por la vida como si nada pasara.

Sea la razón que sea, mi cansancio mental está llegando al límite, tal vez puede ser que el peso de los días están cayendo de pronto sobre mis hombros, no puedo seguir con Christian en este laberinto que no nos lleva a ningún lado, al contrario al parecer hace que mis frikeos sean más frecuentes, y no se si el está acostumbrado a estar sobre una cuerda floja pero al parecer no le incomoda.

Desde que salimos del restaurante no he dicho palabra alguna, cosa rara en mi ya que siempre tengo algo que decir aunque no vaya de acuerdo al tema, mi hermano no deja de mirarme por el retrovisor y eso solo hace que mis nervios y de alguna forma mi nostalgia crezca.

Se que mi hermano confía plenamente en mi capacidad de tomar decisiones en todo campo de mi vida, a excepción en este en el que me he metido, y no lo culpo, mis ultimas decisiones en cuanto a las relaciones amorosas casi me matan, y ahora que al parecer regrese al juego despues de tres años, no he mejorado mucho, estoy estancada con un hombre que me ofrece todo, menos seguridad y compromiso.

¿Y si estoy cayendo en el mismo círculo? En el círculo en el que caen muchas personas: conformarse con lo que encuentran en el camino.

No digo que Christian sea algo mediocre con lo que conformarse, claro que no, al contrario, Christian es el tipo de hombre que sería la meta, la lotería y el premio mayor de muchas mujeres, pero ese es precisamente el problema, no cualquiera corre con la suerte de ganar algo de esa magnitud.

Y si hablamos de suerte, la verdad es que yo no tengo mucha como ya se habrán dado cuenta.

Tal vez me estoy conformando con lo que el está dispuesto a dar, y el problema no es que lo acepte, el problema es que no se si es lo que quiero para mí realmente.
Estoy demaciado confundida, siento que todos mis puntos cardinales se han movido en mi mapa, ahora no sé cuál es mi norte y si realmente me dirijo a él o estoy dando vueltas en circulos.

Ya se que soy la primera en decir "equis estamos chavos" y en realidad es que si, en general no suelo mortificarme por lo que pasara mañana o los problemas que no tienen solución, pero esto es diferente, está situación me causa demasiada ansiedad, porque no se que espero, no se cómo comportarme y en mi interior se que no es lo que quiero, en resumen porque se sale de mi control total.

Mi hermano parkea frente al edificio y no logro entender lo que ha dicho, porque mi mente está naufragando entre toda la marea que a inundado mi vida.

—Hey— siento la mano de Christian sobre mi muslo para llamar mi atención, mi actitud también lo a sacado un poco de balance, ya que se a mantenido callado todo el camino.

Parpadeo tratando de enfocar la situación y dejar de parecer estúpida.

—Ya llegamos—Es lo único que logro articular

—Gracias Christian— dice mi hermano saliendo del auto, con cada paso que se aleja hacia el edificio siento los latidos de mi corazón acelerarse

—Kai no se que...
—Gracias Christian, fue muy amable de tu parte lo de hoy, descansa— salgo lo más rápido posible del auto

Mi hermano se gira con cara de no entender en lo más mínimo que es lo que pasa.
Bueno éramos dos ahora ya somos tres.

—¿More que pasa?
—Nada, solo estoy cansada—paso por su costado tan rápido que no se si me a respondido.
Subo al elevador y veo mi reflejo en el espejo, a veces me gustaría ser lo que fui antes, una simple chica que regresaba feliz de cualquier cita asi su acompañante fuera un completo idiota, una chica que se reia de todas las bobadas románticas que le decian, así fueran ciertas o no.

Desde AltamarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora