Delta

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—Kai
—mmmmm—Repondo un poco adormitada
—No quiero embarcar

Me froto los ojos porque tal vez estoy soñando o ya pase a mejor vida.

La habitación sigue ligeramente iluminada por las luces del exterior, me he acostado sobre su pecho mientras él acaricia mi cabello una y otra vez, es imposible que mi cerebro no se apague un momento cuando siento tanta tranquilidad.

Tocó la pantalla de mi reloj...
1:37 am

No sé si Christian a estado despierto todo este tiempo que hemos estado en silencio, por mi parte perdí la noción.

—¿Tienes relevo?—Digo bostezando
—No, acaba de bajar y no creo que quiera subir tan pronto

Es obvio que no, todos ellos saben que aunque aman su labor y los beneficios que les brinda, mejor que el día de pago... Es el día de volver a casa.

—si no llegas se va armar en grande— el frota su rostro con su mano libre
—Ya solo son unos días más— digo acariciando su abdomen

No puedo decirle que se quede, aunque yo lo desee y él está más que claro que tiene una batalla consigo mismo, pero los dos sabemos que en este trabajo la fusión más importante son las habilidades y la disciplina.

—¿Te sientes cansado para embarcar?
—No no es eso
—¿Te duele algo? ¿Te vas a enfermar?—Digo dudando porque eso sí puede ser posible, aunque la única vez que he visto a Christian enfermo fue por una gripa leve que le ponía la nariz roja nada más

Sus visitas al médico son más por una herida o algún músculo lastimado por su trabajo, especialmente cuando azotan las tormentas marinas y tienen que realizar alguna actividad de emergencia en el exterior.

Sonrió porque he recordado algo...

Flash back

Mientras camino por la banqueta de regreso a mi casa, veo el cielo gris que amenaza con una tormenta muy pronto.

Tenía que salir a comprar dulces para esta contingencia claro está, es algo de primera necesidad.

Y como no iría al supermercado, ya que eso incluye conducir hasta el y exponerme a qué mi auto se quede varado entre los grandes canales que se forman en la ciudad cuando llueve y el agua pluvial inunda las calles, opte por venir a la tienda más cercana de mi departamento.

—Te vas a mojar— escucho un ligero grito

Volteo hacia una avenida lateral y sonrió

—¿Que haces aquí? No sé supone que estabas en la cárcel—digo divertida mientras una silueta cruza la calle hacia mi
—mala suerte—dice Christian besando mi mejilla
—¿Que te paso?— digo algo sorprendida, ahora que está cerca veo un ligero moretón en su mejilla
—Kathia
—Lagos un día las mujeres te van a matar—digo entre broma y verdad— no sabía que te venía bien el sadomasoquismo, y para acabarla eres el sumiso en vez del que domina — digo entre risas

El ríe

—El huracán Kailani, mal pensada
—aaaaaaah explícate, contigo no se sabe
—¿A dónde fuiste?
—a comprar víveres por la tormenta tropical que al parecer no se piensa quitar—digo moviendo la bolsa que llevo en la mano—¿y tu?
—a la farmacia, se me acabó el alcohol
—¿Tienes heridas?
—me golpeó un perfil en la espalda y me abrió un poco, pero todo bien
—Ay Christian— digo avanzando mientras el me imita
—¿Kalell?
—Anda por ahí, en algunas diligencias—Digo rodando los ojos
—Al menos le darán su plan de alimentación gratis— dice riendo porque la chica con la que sale Kall es nutrióloga

Desde AltamarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora